Un inédito Gobierno de coalición enfrentado a una pandemia histórica cumple 100 días

El primer Gobierno de coalición en España en la era democrática cumple 100 días en mitad del combate a la pandemia del coronavirus que está azotando el país y que se ha cobrado la vida de miles de ciudadanos.

Nacido para otro cometido, con hasta cuatro vicepresidentes y con ministros elegidos para afrontar cuestiones antes prioritarias, el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez está al frente de la gestión de la «mayor emergencia sanitaria de los últimos 100 años», como le gusta decir al ministro de Sanidad, el catalán Salvador Illa, el que venía a Madrid para encauzar el conflicto catalán.

La luna de miel con la que comenzó la coalición, y dejaba atrás las diferencias que habían llevado a la repetición electoral, queda ya lejos. Al igual que la convivencia del Gobierno en la finca de Quintos de Mora para planificar la legislatura y mostrar unidad ante unos primeros roces.

Casi cada semana hay diferencias entre los miembros del Ejecutivo difundidas en los medios de comunicación a las que el presidente tiene que poner punto final.

Así, el frente Pablo Iglesias-Irene Montero ya ha tenido diferencias, aireadas públicamente, con Carmen Calvo, Juan Carlos Campo, Nadia Calviño, María Jesús Montero y José Luis Escrivá, dando la sensación de ‘dos gobiernos en uno’, esa imagen que siempre empleó Sánchez para rechazar la coalición con Podemos y que terminó aceptando para asegurarse la Presidencia.

Pese a que coincidían en las medidas a activar, como legislar que sólo ‘sí es sí’ y lo demás es violación, las disputas entre los Ministerios para ponerlas en marcha han ido más allá de “lo normal” en un Gobierno como justificó en su día la vicepresidenta Carmen Calvo cuando el Ministerio de Igualdad que cedió en favor de Montero quería imponer su ley.

Esa cuestión también acarreó las diferencias del vicepresidente Iglesias con el ministro de Justicia, del que llegó a insinuar que era un «machista frustrado». Juan Carlos Campo respondió convencido de que “los políticos hablamos demasiado”.

Para garantizar la convivencia se convocó varias veces la comisión de seguimiento del acuerdo del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos para cerrar diferencias.

Pero la refriega política entre los ministros fue jaleada en ocasiones por sus propios equipos lanzando mensajes a los medios para contar diferencias, como ha ocurrido en el último caso con la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital.

Esta iniciativa ya enfrentó a PSOE y Unidas Podemos cuando ambos estaban en la oposición, lo sumaron al acuerdo de Gobierno con una decisión a poner en marcha en la legislatura. Pero con la pandemia del coronavirus el vicepresidente de Derechos Sociales quiso adelantarse a la medida en la que ya trabajaba el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social que lidera Escrivá.

La Vicepresidencia Segunda llegó anunciar una renta puente acordada hasta con CEOE y hasta dijo en qué Consejo de Ministros iba a aprobarse, todo sin presentar proyecto alguno, mientras se estaba trabajando en la medida definitiva.

Esta cuestión fue enredándose cada día más hasta que Iglesias, corregido en varias ocasiones por Escrivá y por la ministra de Hacienda y portavoz, reclamó la mediación del presidente. Al final el Gobierno de Sánchez se comprometió a un Ingreso Mínimo Vital permanente en mayo.

Así, el jefe del Ejecutivo apela de manera reiterada en todas sus comparecencias públicas a la “lealtad y la unidad”, un mensaje dirigido a la oposición para que se una a él en la reconstrucción de España tras la pandemia.

Pero hay quien también lo lee como un mensaje a sus socios, que buscan anotarse políticamente acciones que deben entenderse del conjunto del Gobierno y lanzan mensajes “sin fuentes” para dejar patente no están conformes con decisiones del Ejecutivo pese a ser los que la firman.

Las consecuencias de la refriega política ya lo pagaron también en su primer mes, cuando las grandes medidas puestas en marcha tuvieron poca visibilidad.

Lejos ya de las primeras acciones, de la revalorización de las pensiones del 0,9% para 2020, de la subida del 2% del salario de funcionarios o de la elevación del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 950 euros.

Lejos también de la unidad que reflejaron en apoyo de José Luis Ábalos cuando el ministro de Transportes se vio acosado por la oposición por la gestión de la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Madrid-Barajas.

Lejos ya, y sólo hace 100 días, de aquellas cuestiones que se veían trascendentales para el futuro político y ahora han quedado para después de la crisis sanitaria. “Cuando acabe esta pandemia volveremos, como decía el poeta, donde solíamos”, resumió este viernes la portavoz.

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