El mayor de los Mossos d´Esquadra durante el proceso independentista de 2017 en Cataluña, Josep Lluis Trapero, admitió este lunes en su declaración en el juicio a la cúpula del cuerpo autonómico que se sigue en la Audiencia Nacional, que no estuvo “acertado” con el coordinador del operativo que tenía encomendado impedir el referéndum -el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos- porque en la primera reunión se sintió “violentado” en su autoridad como mando de la policía autonómica.
Tras asegurar que durante los días previos al 1-O pensaba que no se iba a celebrar el referéndum porque las actuaciones de la Guardia Civil serían eficaces, Trapero explicó que bajo su mando se destinaron 7.850 mossos para impedir el voto, más otros 2.500 destinados a las comisarías. Informó también de que los agentes que actuaron en esa jornada trabajaron 90.000 horas extras y anularon permisos porque tuvieron que sacar agentes «de debajo de las piedras».
Preguntado por las reuniones de coordinación por el fiscal, el acusado reconoció que «quizá no estuve acertado en la primera reunión con el señor Pérez de los Cobos». «No me lo esperaba y como mando del cuerpo me vi violentado por su actitud” y por sus peticiones de intervención y actuaciones contundentes de carácter preventivo.
Admitió también que tuvo una «discusión importante» con él en el momento de evaluar los peligros de llegar a tener dos millones y medio de personas en la calle para participar en un referéndum que “se nos podía ir de las manos”. A partir de ese momento, Trapero delegó en el comisario Ferran López para acudir a las reuniones de coordinación con Pérez de los Cobos, dada «su buena relación personal».
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