Si un arcade de lucha marcó los 90, con el permiso del todopoderoso Street Fighter, ese fue Samurai Shodown. Junto a King of Fighters, este clásico de SNK fue una revolución desde el punto de vista estético y jugable en los títulos de la época, dominados por los puños, las patadas, y los combos a base de encadenar movimientos especiales.
La longeva desarrolladora ha vuelto para quedarse, tras un escarceo con las plataformas de nueva generación y compatibles allá por 2016 con su otro gran hit, KoF 14. Y es que Samurai Shodown tiene un huequito especial en el corazón de este gamer, cautivado por las Katanas, Wakizashis, Kodachis y demás armas blancas de origen nipón que veían su popularidad aumentada, en gran medida gracias a este juego (y antes de que otros títulos como Final Fantasy VII reclamasen la atención sobre este tipo de instrumento)
La nueva edición de Samurai Shodown no es sólamente un refrito más; un remaster de esos a los que nos han acostumbrado (mal) las desarrolladoras en los últimos dos o tres años. Es una auténtica pieza forjada por los desarrolladores de la compañía nipona y adaptada a los tiempos que corren, con un toque clásico que encantará a los “clasiqueros” de la casa. Aunque técnica y visualmente ha sido remodelado desde la raíz, esta nueva versión del juego de lucha conserva el estilo base, permitiendo a los que ya experimentaron en su momento la magia del arcade de SNK, sentirse ya familiarizados con el sistema, personajes y movimientos.
3Gráficos espectaculares y sonido inmersivo, combo ganador
Como si de una novela clásica japonesa se tratase, personajes estilo samurai, ronin y ninja se baten a duelo en escenarios espectaculares, trasladados a la pantalla por el motor gráfico Unreal Engine 4, con el que SNK ha tenido una mano exquisita a la hora de renderizar tanto paisajes como el modelado de los personajes, que conservan ese estilo de “dibujo”, actualizado al 3D que tan bien le sentó a otras sagas como Street Fighter.
Pese a esta actualización, el juego sigue gritando Samurai Shodown por todos los costados, con su apariencia que parece sacada de un manga, con exagerados trazos tanto en los contornos de los personajes como en las técnicas y movimientos, y texturas con marcado acento japonés (como es de esperar de un juego de samurais…)
Mención aparte merecen los “finishers” y movimientos especiales de los personajes, que tienen su propia animación donde se aísla a los personajes sobre un fondo especial, para enfatizar la naturaleza del movimiento y sus posibles implicaciones en el resultado del combate.
El sonido también se ha beneficiado de una actualización muy necesaria y bienvenida, con una calidad espectacular en la perfectamente elegida y cuidada banda sonora, y un detalle asombroso en los efectos de sonido, que nos proporcionan una experiencia de lo más completa.





