martes, 30 abril 2024 6:30

Luis Suárez y Messi dejan LaLiga vista para sentencia

Culés y rojiblancos saltaron al césped del Camp Nou con la misión de deleitar a los más de 90.000 espectadores con un espectáculo digno de los dos mejores equipos hoy en día del deporte rey a nivel nacional. Los pupilos de Ernesto Valverde tienen entre ceja y ceja repetir la triple corona materializada en 2009 (Pep Guardiola) y 2015 (Luis Enrique), mientras que los colchoneros afrontaban la cita en la Ciudad Condal con la intención de reavivar la lucha por LaLiga Santander.

La primera media hora de encuentro fue muy igualada, tónica habitual de los precedentes más recientes entre FC Barcelona y Atlético de Madrid en las diferentes competiciones en las que han medido sus fuerzas. La llegada del ‘Cholo’ Simeone imprimió una dosis de competitividad y carácter luchador que hacía años que se había visto condenado al ostracismo en las filas del club de la capital, recuperando ese gen ganador que siempre ha caracterizado al club presidido por Enrique Cerezo.

Corría el minuto 28 de la contienda cuando se iba a producir la acción que iba a marcar el devenir del choque en la Ciudad Condal. Diego Costa, cuya presencia en el encuentro había permanecido en el alambre hasta que su titularidad se hizo oficial a través de las redes sociales y los medios de comunicación, cometió un error garrafal fruto de su impulsivo carácter. De hecho, recibió el primer toque de atención nada más arrancar el partido, preciso instante en el que tuvo un encontronazo con Lenglet al tratar de arrebatarle el esférico al central galo.

El hispano-brasileño se fue directamente a por el colegiado (Jesús Gil Manzano) para recriminarle su decisión en uno de los lances del juego. El problema fue que las formas que empleó Costa para protestar al trencilla no fueron precisamente las más modélicas, lo que provocó su expulsión y, tal y como ha podido confirmarse durante las últimas horas, todo apunta a que no volverá a vestirse de corto durante la presente campaña (la sanción podría llegar a ser hasta de ocho encuentros).

Llegaba la hora de la verdad. «Nunca dejes de creer». Ese es el mensaje que reza uno de los lemas más icónicos de este Atleti de Simeone. Los colchoneros aguantaron estoicamente durante prácticamente una hora las embestidas de los de azul y grana, todo ello merced a una actuación sublime de su arquero, el muro de Eslovenia: Jan Oblak. El meta detuvo absolutamente todos los disparos que llegaron a su portería, en lo que parecía más un asedio propio de un conflicto político, guerrillero o militar que un partido de fútbol.

Luis Suárez, el mejor delantero centro puro de este planeta, al menos bajo mi humilde punto de vista, fue el responsable de inaugurar el electrónico cuando el choque prácticamente agonizaba. Un disparo raso, cruzado y al palo largo, que llegó a impactar de hecho en el poste, fue a parar directamente al fondo de las mallas de la meta custodiada por el ex del Benfica. La puntilla la pondría acto seguido su mejor socio, su amigo inseparable tanto dentro como fuera del campo: Leo Messi.

‘La Pulga’ se zafó a trancas y barrancas de la incesante presión de los zagueros rojiblancos, superando a un Oblak que había hecho lo indecible durante más de 80 minutos para impedir que el Barça tomara ventaja en esta auténtica final por la conquista del campeonato doméstico en nuestro país. Los culés se sitúan gracias a este triunfo con 73 puntos en la tabla, 11 por delante de su más inmediato perseguidor, que no es otro que el conjunto del ‘Cholo’, quien tiene por delante siete jornadas para mantener la segunda posición en detrimento de su eterno rival: el Real Madrid. Lo que parece evidente (salvo catástrofe natural) es que el Barça sumará una nueva Liga a sus vitrinas, que será la octava en los últimos 11 años.