El camión de Coca-Cola, la pelota de Nivea y otros objetos que han formado parte de tu infancia

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La infancia son poco más que recuerdos. Una vez que superamos aquellos años mágicos, felices, nos quedan impregnados en la mente fogonazos, imágenes sueltas. Un día en la playa, un cumpleaños, la casa de los abuelos…La memoria, a edades tan tempranas, no tiene el desarrollo suficiente para hilar grandes relatos u ordenar acontecimientos. Es como abrir una caja llena de fotografías. Te vas encontrando cosas, sin saber muy bien a qué corresponde cada una.

Y dentro de esa caja de fotografías nos encontraremos seguro con objetos. Objetos que tal vez no recordamos dónde haberlos visto, cuando, ni con quien. Pero recordamos su forma, nos son familiares los colores, unas letras…Forman parte, en definitiva, del nebuloso paisaje de la memoria infantil.

Cada generación atesora en su memoria un paisaje singular, poblado de especies únicas. Nuestros abuelos recordarán aquellos primeros televisores, nosotros las game boys antiguas, los tamagotchi…Aquí va un viaje por esos objetos que se nos quedan impregnados en los recuerdos de infancia.

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El camión de Coca-Cola

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“La chispa de la felicidad”, podría decirse calcando la publicidad de la empresa de refrescos. El camión de Coca-Cola, recordamos, llegaba a todas partes. Allí en el pueblo, en los veranos tórridos, oíamos traquetear su motor al acercarse.

El camión de Coca-Cola surtía al bar de refrescos para nosotros y cervezas para nuestros padres, tíos y abuelos. Ciertamente, debe de ser de lo más rentable para Coca-Cola tener a generaciones de niños con su logotipo grabado a fuego en el subconsciente. Cosas de la globalización, prodigios de la publicidad.

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