La elección del cardenal estadounidense Robert Prevost como papa León XIV marca una nueva etapa para la Iglesia católica, pero con claras señales de continuidad con el legado de su predecesor, Francisco, o por lo menos es que lo parece indicar la ideología del nuevo Papa. En lugar de representar una ruptura, sus primeros gestos como pontífice (incluyendo un emotivo recuerdo a la figura de Francisco) apuntan a una línea de acción que respeta y amplifica algunas de las reformas iniciadas por el pontífice argentino.
El hecho de que el cónclave eligiera a León XIV en tan solo cuatro votaciones (siendo uno de los cónclaves más cortos de la historia de la iglesia católica) revela que una mayoría de cardenales compartía la idea de seguir avanzando hacia una Iglesia más cercana a los pobres, los migrantes y las periferias, al estilo de Francisco. Aunque todavía es pronto para saber con certeza cómo ejercerá su pontificado, la trayectoria personal y los primeros mensajes del nuevo papa dan señales claras de sus prioridades.
Papa Francisco I vs. Papa León XIV: Compromiso social y sensibilidad pastoral
Una de las coincidencias más marcadas entre Francisco y León XIV es su compromiso con la “justicia social”, uno de los puntos fuertes del legado de Francisco y que ha heredado León. Desde su trabajo en Perú, donde fue obispo de Chiclayo, Prevost mostró una profunda preocupación por las personas más vulnerables, especialmente migrantes venezolanos. Su sensibilidad hacia los marginados ha sido una constante en su carrera eclesial, lo que sugiere que continuará con una Iglesia más empática y presente entre los desfavorecidos.
Además, amigos y colaboradores del nuevo pontífice lo describen como “una figura pastoral más que política”. Esta cercanía con las personas, su estilo afable y su disposición al diálogo son rasgos que también definieron el pontificado de Francisco. Es probable, de acuerdo a los análisis de los expertos en el tema, que León XIV mantenga este enfoque centrado en la escucha y en el acompañamiento (características de la gestión del Papa Francisco), más que en el juicio o la condena.
Un liderazgo con raíces en América Latina
Tanto Francisco como León XIV tienen en común una “formación pastoral en América Latina”, (aunque el nuevo Papa es de origen estadounidense) región donde se gestaron muchas de sus convicciones sociales y espirituales. Francisco construyó su misión desde Argentina; Prevost, desde Perú, donde no solo lideró una diócesis, sino que también convivió con realidades de pobreza, desigualdad y migración que marcaron su visión pastoral.
El hecho de que Francisco haya sido quien promovió a Prevost (primero como obispo, luego como cardenal, y finalmente como prefecto del Dicasterio para los Obispos) refuerza la idea de que su elección como papa no fue casual. León XIV representa la continuidad de una visión de Iglesia que prioriza el servicio a los más necesitados y la reforma de estructuras obsoletas.
Una postura firme frente a la migración y la política estadounidense
Desde antes de ser elegido papa, Robert Prevost ya expresaba posiciones claras sobre temas migratorios, alineadas con las de Francisco, un tema que evidentemente le posiciona en contra de las políticas migratorias de Estados Unidos y el Gobierno de Trump. A través de sus publicaciones en redes sociales, mostró su desacuerdo con políticas que criminalizan a los migrantes y denunció injusticias como la deportación errónea del salvadoreño Kilmar Ábrego García durante la administración Trump.
Incluso como pontífice, León XIV ha mantenido una actitud crítica frente a figuras como el vicepresidente JD Vance, (lo que evidentemente indica que su postura no ha cambiado) cuya postura sobre los migrantes ha sido cuestionada por sectores católicos progresistas. Su elección como el primer papa estadounidense cobra aún más relevancia en este contexto, ya que sus palabras ahora tienen un peso global, especialmente en el debate sobre migración y justicia.
Cambio climático y el papel de la mujer
En línea con el enfoque ecológico de Francisco, León XIV también ha demostrado un interés concreto por el medio ambiente, lo que evidencia su interés por promover las prácticas sostenibles dentro de la Iglesia Católica. Antes de ser elegido papa, apoyó la adopción de medidas sostenibles en el Vaticano, como el uso de paneles solares o vehículos eléctricos, y declaró que ya era momento de pasar “de las palabras a la acción” frente al cambio climático.
En cuanto al papel de la mujer, si bien el nuevo pontífice no apoya su ordenación sacerdotal, ha respaldado su participación en instancias clave de decisión dentro de la Iglesia. Al igual que Francisco, defiende que las mujeres pueden ofrecer perspectivas enriquecedoras en la vida eclesial, como ha sucedido en el Dicasterio para los Obispos, donde ya hay mujeres con voz y voto.
¿Un papa reformista o un guardián del equilibrio?
Pese a estas señales de apertura, muchos expertos consideran que “es pronto para calificar a León XIV como un papa reformista”. Al igual que Francisco, parece más inclinado a abrir debates que a imponer cambios doctrinales. Su postura sobre las parejas LGBT, por ejemplo, ha sido matizada: “apoyó la bendición de estas uniones, pero también defendió que cada cultura debe interpretar las directrices según su contexto”.
Por ahora, su pontificado parece orientado a conservar el equilibrio que Francisco mantuvo entre tradición e innovación, lo que no significa esta política se mantenga a lo largo de su mandato como líder de la Iglesia Católica. Su elección representa, más que una ruptura o una revolución, una reafirmación del camino de escucha, inclusión y justicia social iniciado por su predecesor. “El tiempo dirá si León XIV se atreve a dar pasos más audaces o si consolidará los cimientos ya establecidos”.