El fenómeno de las dietas milagro continúa extendiéndose por las redes sociales y medios de comunicación, prometiendo resultados rápidos y espectaculares. La OMS ha lanzado recientemente una contundente advertencia sobre los peligros de ciertas dietas populares que, lejos de mejorar la salud, pueden provocar daños severos en el metabolismo con consecuencias a largo plazo para quienes las practican habitualmente. Estas prácticas alimentarias extremas, caracterizadas por restricciones severas y cambios drásticos, están siendo objeto de un escrutinio cada vez mayor por parte de la comunidad científica internacional.
Los expertos en nutrición y salud pública llevan años alertando sobre los riesgos asociados a los regímenes restrictivos, pero ahora cuentan con el respaldo oficial del máximo organismo sanitario mundial. Según los últimos informes publicados, las llamadas dietas yo-yo generan un efecto rebote que resulta devastador para el funcionamiento metabólico, provocando no solo la recuperación del peso perdido sino un incremento adicional en muchos casos. La OMS subraya que estos ciclos repetitivos de pérdida y ganancia de peso constituyen un patrón potencialmente más dañino que el sobrepeso moderado mantenido en el tiempo, especialmente cuando se realizan sin supervisión médica adecuada.
1LAS DIETAS YO-YO: EL CÍRCULO VICIOSO QUE LA OMS DENUNCIA
El término «dieta yo-yo» describe un patrón cíclico donde se pierde peso rápidamente para luego recuperarlo, generalmente con interés. Este fenómeno, técnicamente conocido como efecto rebote, se ha convertido en una preocupación prioritaria para los especialistas en salud pública. La OMS ha publicado recientemente un extenso informe donde los datos recopilados durante la última década demuestran que estas fluctuaciones de peso repetitivas alteran profundamente los mecanismos reguladores del apetito y el gasto energético. Cada ciclo hace más difícil perder peso y más fácil recuperarlo, creando una espiral descendente que afecta no solo al metabolismo sino también a la salud mental de quienes lo experimentan.
Numerosos estudios longitudinales citados por la OMS revelan que las personas sometidas a estos ciclos continuos presentan mayor resistencia a la insulina y alteraciones hormonales significativas. Las investigaciones señalan que tras varios ciclos de pérdida y recuperación, el cuerpo desarrolla mecanismos defensivos que ralentizan el metabolismo hasta en un 15% por debajo de lo esperado para su composición corporal, un efecto que puede persistir durante años. Esta adaptación evolutiva, diseñada para protegernos en tiempos de escasez, se convierte en un obstáculo cuando las restricciones son autoimpuestas y repetitivas, generando precisamente el problema que se pretendía resolver inicialmente.