Primero fue Netflix, luego Disney+ y ahora Max, e incluso plataformas de streaming alejadas del cine y las series, como DAZN, se animaron a cancelarlas en su día pese a ser uno de los puntos más atractivos del servicio de suscripción. Ya sea eliminándolas o cobrando por cada nuevo usuario, las plataformas están acabando con las cuentas compartidas.
Y es que parece no tener fin el «abuso» al consumidor más fiel, ese que impulsó la base de usuarios de los servicios de las multinacionales gracias en parte a la comodidad de las opciones de suscripción y las pocas limitaciones iniciales. Ahora, una vez establecido el oligopolio, suben los precios, añaden publicidad y eliminan y limitan el acceso a los usuarios.
La última en sumarse, como hemos dicho, es Max, que ha implementado en Estados Unidos un complemento de pago bautizado como ‘miembro adicional’. Este tiene un coste de 7,99 dólares al mes que se suma al precio del plan ya contratado, aumentando casi un tercio el coste de la suscripción estándar en el país norteamericano. Los usuarios, eso sí, podrán transferir el perfil manteniendo historial, recomendaciones y preferencias.
De esta manera, el servicio propiedad de Warner Bros. Discovery cierra el cerco de las cuentas compartidas para multiplicar el nivel de ingresos. JB Perrette, presidente global de streaming en Warner Bros. Discovery, adelantó esta decisión en 2023 tras ver lo ocurrido con Netflix, y finalmente se implemente en Estados Unidos, con previsión de llegar a Europa pronto. No hay fecha confirmada todavía, pero el cambio será efectivo en cuestión de meses. ¿El lema? «Tu cuenta de Max es para ti y las personas que viven contigo».
DAZN, Netflix o Disney+ lo hicieron antes que Max
Max sigue los pasos de otros homólogos como Netflix y Disney+. Los primeros llevaron a cabo la acción en 2023, tras anunciar el fin de uso compartido de contraseñas y cuentas compartidas, convirtiéndose en el blanco principal de las críticas. Durante el primer trimestre de 2023, Netflix perdió más de dos millones de usuarios en España, convirtiendo a Amazon Prime Video en la plataforma de suscripción más contratada. Pese a todo, a nivel mundial logró sumar al término del segundo trimestre hasta 59 millones de suscriptores.
Visto que lo ocurrido no pasó tanta factura, Disney+ hizo lo propio en 2024, comunicando a sus clientes una actualización de las condiciones de los planes de suscripción. Bob Iger, mandamás de la compañía del ratón Mickey, justificó la decisión asegurando que era «necesario» para garantizar el flujo de producciones de series y películas como la exitosa Deadpool y Lobezno.
Los usuarios no pueden compartir cuentas de Disney+ con personas de fuera de su hogar, afectando al grupo de dispositivos asociados con la residencia principal, lo que perjudica a los usuarios cuando viajan o se mueven de lugar. A cambio, se ofrece la opción de pago adicional ‘Acceso Extra’ para saltarse esa barrera.
Todo ello se ha sumado a lo ya comentado con anterioridad: una subida de precios en casi todas las plataformas de streaming, además del fin de la limitación de reproducciones simultáneas o la inclusión de publicidad intrusiva en un tipo de servicio que contaba con la ausencia de publicidad como uno de los principales factores de diferenciación respecto a la televisión tradicional, aparte de la selección de contenido a la carta en cualquier momento del día.
Incluso plataformas de consumo de contenido deportivo como DAZN lo hicieron con anterioridad, aprovechando su expansión frente a competidores del sector. Sus suscriptores fueron en aumento por el fútbol y, sobre todo, por la exclusividad de las emisiones de la Fórmula 1 en España, siendo la posibilidad de compartir cuenta y realizar reproducciones simultáneas uno de los principales atractivos del inicio. De una temporada para otra, DAZN decidió acabar con esto de un plumazo, aparte de seguir incrementando subidas de precio progresivas con la excusa de añadir más competiciones a los paquetes que se pueden contratar.
¿Qué derechos tenemos como consumidores?
Esta situación ha sido denunciada tanto por consumidores como por asociaciones de consumidores de todo el mundo. En España, FACUA-Consumidores en Acción llegó a denunciar a Netflix ante la Dirección General de Consumo del Ministerio de Consumo y las autoridades de protección al consumidor de las diecisiete comunidades autónomas del país por la subida unilateral de las tarifas sin fundamentos válidos contemplados en los contratos de los usuarios.
Existen cláusulas en los Términos de Uso de las compañías que se pueden llegar a considerar abusivas. En el caso de Netflix, desde la empresa aseguran que «modificar nuestros planes de suscripción y su precio cuando lo consideremos oportuno», sin relacionar esos cambios a ninguno de los motivos recogidos en los contratos con los suscriptores.
El artículo 85 del Real Decreto Legislativo 1/2007 de 16 de noviembre recoge la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, especificando como abusivas «las cláusulas que reserven a favor del empresario facultades de interpretación o modificación unilateral del contrato» si no existen motivos válidos para ello.
FACUA solicitó a la Dirección General de Consumo del ministerio que coordinara con las autoridades de protección al consumidor autonómicas las actuaciones que fueran necesarias para la apertura de los correspondientes expedientes sancionadores contra Netflix, pero la cosa no llegó a buen puerto finalmente.
Sea como fuere, es una batalla muy difícil de ganar, y las compañías aprovechan el haber acostumbrado con precios atractivos al usuario a la exclusividad de contenidos para exprimirles el bolsillo cuando ya se han convertido en público fidelizado. Y es que, lejos de encontrar alternativas más asequibles en la competencia, se produce una reacción en cadena, con cada medida más perjudicial para el consumidor siendo tomada por todas las empresas más tarde o más temprano.