Willy Hernangómez impulsa la resurrección del Barça en la Euroliga
El FC Barcelona sigue vivo en la Euroliga y lo hace con una victoria cargada de carácter y energía. 100-89 ante el Mónaco en un Palau Blaugrana que empujó desde el primer minuto. El partido, correspondiente al tercer duelo de la serie, tenía tintes de final para los azulgranas, y apareció un nombre propio para sostener la esperanza, Willy Hernangómez.
En el momento más tenso, con el Barça al borde del abismo tras dos derrotas dolorosas en tierras monegascas, el conjunto dirigido por Joan Peñarroya respondió con una versión sólida, valiente y colectiva. El equipo reaccionó con fuerza, aprovechó el bajón del rival en el segundo cuarto y construyó, desde el alma y el músculo, una victoria que estira la serie y alimenta el sueño europeo.
Un segundo cuarto demoledor cambia el rumbo
El arranque fue parejo, con alternativas y tensión en cada jugada. El Mónaco cerró el primer parcial arriba (24-27) gracias a una canasta sobre la bocina de Strazel, pero el guion cambió radicalmente en el segundo cuarto. Ahí, el Barça metió una marcha más, y lo que vino después fue un auténtico vendaval azulgrana. Con los suplentes como protagonistas, los locales firmaron un parcial de 17-0 que desató la locura en el Palau y quebró la resistencia del conjunto del Principado. En apenas unos minutos, el marcador pasó del sufrimiento al 41-27 que hizo vibrar a la afición.
La intensidad defensiva, la velocidad en las transiciones y la frescura de la rotación marcaron la diferencia. Durante más de siete minutos, el Mónaco no fue capaz de anotar. Sin ideas, sin orden y con sus referentes apagados, el equipo visitante quedó a merced de un Barça que olió sangre y no perdonó. Jugadores como Jokubaitis, Brizuela y Parra brillaron en ese tramo, marcando el camino hacia una ventaja que resultaría determinante.
La noche grande de Willy Hernangómez
Pero más allá del impacto colectivo, el gran protagonista de la noche fue Willy Hernangómez. El pívot madrileño firmó una actuación soberbia. 19 puntos, 10 rebotes (siete ofensivos) y 31 de valoración. Números que cuentan una parte de la historia, pero que no alcanzan para explicar su verdadero peso en el partido. Con Jan Vesely fuera y Fall sin ritmo, Willy asumió la responsabilidad y se convirtió en el pilar de la victoria.
Dominó en defensa, fue una amenaza constante en el aro rival y se hizo gigante en el momento más crítico, cuando el Mónaco apretó y redujo la diferencia a seis puntos (87-81). En ese tramo caliente, Willy Hernangómez ató cada rebote, generó segundas oportunidades y transmitió liderazgo en cada acción. Su energía y compromiso fueron contagiosos, y en un equipo diezmado por las bajas, se alzó como líder absoluto, dejando claro que está hecho para este tipo de partidos.