Durante años, muchos conductores han intentado resolver el enigma: ¿a qué velocidad se consume menos gasolina? Ahora, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha decidido compartir lo que muchos consideran su secreto mejor guardado. Según sus últimos estudios, existe una cifra mágica que, respetada al volante, puede suponer un notable ahorro para nuestro bolsillo.
Este hallazgo no es fruto del azar. La DGT ha basado sus conclusiones en un profundo análisis del comportamiento de los motores y los hábitos de conducción. Y aunque pueda parecer una recomendación sencilla, mantener esa velocidad específica implica adoptar una serie de prácticas de conducción eficientes que van más allá del simple control del acelerador.
1Una velocidad que equilibra ahorro, seguridad y rendimiento
No se trata solo de economía. La cifra de 90 km/h no solo responde a criterios de consumo, sino también de eficiencia y seguridad. Según la DGT, al circular a esa velocidad constante y moderada, el motor trabaja en una zona de bajo esfuerzo. Es decir, no necesita forzarse para alcanzar ni mantener el ritmo, lo que se traduce en una reducción de hasta un 30% en el consumo respecto a velocidades superiores, como los 120 km/h habituales en autovía.
Los técnicos del organismo han sido claros: “Cuando aumentamos la velocidad, el rozamiento del aire se multiplica de forma exponencial, obligando al motor a trabajar más y consumir más combustible. A 120 km/h, el gasto se dispara”. Por tanto, si lo que buscamos es eficiencia, debemos mirar con buenos ojos esos 90 km/h recomendados.
Este consejo cobra especial importancia en carreteras convencionales, donde ese límite es también el máximo legal. En estas vías, seguir la recomendación de la DGT no solo mejora el rendimiento del vehículo, sino que también reduce el riesgo de accidentes al disminuir la exigencia sobre frenos, neumáticos y reflejos.
