En un momento donde la movilidad sostenible se impone y las bicicletas eléctricas ganan terreno como alternativa real al coche, Lidl da un paso inesperado pero contundente. La cadena alemana ha lanzado una bicicleta eléctrica que no solo sorprende por su precio, sino también por sus prestaciones. Y no, no es un modelo básico: su intención es clara, competir —sin complejos— con las grandes marcas del sector.
Por 849,99 euros, Lidl pone en manos del consumidor una e-bike urbana con especificaciones propias de modelos bastante más caros. Y, como veremos en este artículo, lo hace con una propuesta versátil, eficiente y con detalles que marcan una diferencia palpable en el día a día.
1Un modelo que rompe con lo esperado: buena, bonita y… ¿eléctrica?
La bicicleta eléctrica de Lidl llega al mercado sin grandes campañas publicitarias, pero con un argumento de peso: calidad a un precio rompedor. Basta con echar un vistazo a su diseño para entender que no se trata de un experimento improvisado. Estamos ante un modelo con cuadro bajo, pensado para facilitar el acceso y la conducción a personas de distintas edades, complexiones y niveles de experiencia.
Esta geometría, poco común en modelos económicos, es ideal para desplazamientos urbanos, donde subir y bajar con rapidez —por ejemplo, al parar en un semáforo o acceder a un portal— marca la diferencia. Lidl ha afinado bien la puntería: esta bici es apta para ciclistas que miden entre 1,60 y 1,90 metros, lo que amplía notablemente su público potencial.
No solo es cómoda. También es práctica. La suspensión delantera amortigua con solvencia baches y pequeños obstáculos urbanos, logrando un pedaleo mucho más suave y relajado. Un aspecto que, a menudo, se sacrifica en modelos low cost. Aquí no.
