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Los juegos de casino son, sin duda, una de las modalidades de entretenimiento que tienen más historia. Se sabe que los griegos y los romanos ya jugaban a versiones primitivas de la ruleta, y que los primeros naipes proceden de la antigua China. No obstante, si existe un juego de azar icónico como pocos, ese es el de las tragamonedas. Conocidas también como slots o tragaperras, estas máquinas llegaron a las salas de juego un poco por casualidad, como opción secundaria, pero no tardaron en ganarse el favor del público. A día de hoy son una de las opciones más rentables y su fama se debe a numerosos factores. En este caso, la tecnología que ocultan detrás de su carcasa tiene mucho que ver con su éxito. Por eso, a continuación, vamos a hacer un breve repaso por la historia de esta modalidad de juego tan interesante.
Un origen mecánico
Hoy en día, es habitual encontrar este tipo de juegos en formato digital. Cualquier casino en línea ofrece no uno, sino decenas o incluso cientos de modelos diferentes para su público. Cliquea aqui, por ejemplo, para ver una muestra de lo que la red nos puede ofrecer en cuestión de casinos con juegos de tragamonedas. Sus orígenes, no obstante, fueron muy diferentes: y es que las primeras máquinas tragamonedas ni siquiera eran electrónicas, sino mecánicas.
Para encontrar su origen tenemos que retroceder hasta finales del siglo XIX. Antes habían surgido máquinas de juego mecánicas inspiradas en el póker, pero fue Charles Fey quien creó la que está considerada como la primera máquina tragamonedas de la historia: la Liberty Bell. El juego contaba con tres rodillos llenos de símbolos que había que alinear, y era capaz de dispensar los premios por sí misma. De ella beben todas las máquinas tragamonedas posteriores.
Electrónica y aplicaciones, la evolución lógica
Mucho ha llovido desde aquella primera máquina mecánica. A lo largo de los 60 y los 70, por ejemplo, este tipo de juegos fueron incorporando elementos electrónicos en su composición, lo que les permitía emitir luces y sonidos. Además, contaban con rodillos activados con un motor eléctrico.
Otro avance tecnológico llegó en los años 80 con la aparición del juego Fortune Coin. Se trataba del primer título que incluía una pantalla de televisor para mostrar vídeo, lo que la convirtió en la primera tragamonedas en formato de video. Con el tiempo, este tipo de juegos fueron incorporando novedades imposibles hasta entonces: como los rodillos físicos podían ser sustituidos por versiones virtuales, no había limitaciones físicas para brindar muchas más combinaciones posibles para ganar.
A finales de los 90, la informática fue avanzando lo suficiente para que aparecieran los primeros casinos online. Y, si a este cóctel le añadimos la tecnología RNG, capaz de generar números aleatorios, no tardamos en toparnos con la aparición de las máquinas tragamonedas digitales. Estas, no obstante, también han evolucionado: si las primeras iban dirigidas a ser jugadas únicamente a través del ordenador, hoy en día se ha extendido esa posibilidad hasta otros dispositivos, como los smartphones. Además, la potencia gráfica actual y las pantallas de alta resolución han logrado que estos juegos sean más vistosos y atractivos que nunca.