Inició su vida eclesiástica como párroco y llegó a ser el Obispo de Constantinopla después de haber pasado 12 años llevando una vida ascética y anacoreta, viviendo en las montañas. Alrededor de 340.000 hombres han sido bautizados en España con el nombre de Juan, según la información que nos da el Instituto Nacional de Estadística, bien sea de manera simple o compuesta, por lo que el Santoral Católico nos brinda una nueva oportunidad para felicitarlos, aunque lo hayamos hecho el pasado 24 de junio, de manera que no se te vaya a olvidar felicitar a los Juanes y a las Juanas que conozcas en este día.
San Juan Crisóstomo
San Juan Crisóstomo fue en vida un párroco que con sus obras contribuyó mucho a la expansión de la filosofía cristiana en las tierras de oriente. Se dice que San Juan Crisóstomo nació en el año 349, en la ciudad de Antioquía, que era territorio del Imperio Romano, en medio de una familia profundamente cristiana, siendo criado por sus padres dentro de la fe, y que su madre era reconocida como un verdadero modelo de virtud. Mientras estuvo estudiando, puso especial énfasis en la retórica, teniendo la suerte de aprenderla bajo la tutela de Linanius, quien era el orador más famoso de su época, y cuando llegó el año 374, San Juan Crisóstomo tomó la decisión de asumir la vida de un ermitaño anacoreta en las montañas cercanas. Pero 12 años luego de haber tomado la decisión de llevar ese tipo de vida, tuvo que abandonarla debido a su delicada condición de salud, de modo que regresó a su ciudad natal, Antioquía, en la cual finalmente se ordenó como sacerdote. Para el año 397, fue electo Obispo de Constantinopla, un cargo que se empeñó en ejercer de manera ejemplar, esforzándose además por realizar una reforma importante con relación a las costumbres que seguían el clero y los feligreses.
Estas acciones que defendía y proclamaba, realmente lo que le trajeron fueron muchos inconvenientes, ganándose una cantidad de enemigos gratuitos, entre los que se encontraban miembros de la corte imperial, y muchos seres envidiosos, quienes comenzaron a tramar en su contra una cantidad de acusaciones falsas, que ocasionaron su destierro en dos oportunidades. Afortunadamente, San Juan Crisóstomo siempre contó con el apoyo del Papa, llevando todo el tiempo las penas que sufría con fe y valentía, pero por causa de las penurias que tuvo que vivir, murió un 14 de setiembre del 407, en la ciudad de Comana. Pero su legado no se perdió con su fallecimiento, al contrario, sus palabras y los distintos escritos que dejó contribuyeron de manera activa al enriquecimiento y expansión de la fe cristiana en todo oriente, debido a lo cual mereció el apelativo de Crisóstomo, el cual quiere decir ‘boca de oro’.
Pero el Santoral Católico del 13 de septiembre no se acaba con San Juan Crisóstomo, sino que en este día se recuerda a otros beatos y santos que contribuyeron con sus obras y sus vidas a la expansión del cristianismo por el mundo, de modo que el santoral de hoy se completa con nombres tales como San Amado de Sens, San Amado de Sion, San Emiliano de Valence, San Julián de Ancira, San Litorio de Tours, San Marcelino de Cartago, San Maurilio de Angers, San Venerio de Tiro Maggiore, Beato Aurelio María Villalón Acebrón, Beato Claudio Dumonet, Beata María de Jesús López de Rivas y Beato Mariano de Jesús Euse Hoyos.