Greenpeace pide reducir al 50% la cabaña ganadera industrial en España

La organización ecologista Greenpeace ha reclamado que no se autoricen nuevas macroexplotaciones ganaderas, –«disparadas» en los último seis años, con la consiguiente contaminación del aire, de los acuíferos y el aumento de emisiones, en particular de metano– que se reduzca a la mitad de aquí a 2030 la cabaña de cerdos, vacas y pollos en España, donde el pasado año se sacrificaron 960 ejemplares, casi 1.000 por minuto.

Greenpeace ha lanzado esta semana su campaña ‘Ni mú’ en una rueda de prensa en la que ha presentado el informe ‘Macrogranjas, veneno para la España rural. Efectos ambientales de la ganadería industrial’, en el que denuncian la «expansión descontrolada» de esta actividad ganadera que creció más e un 16 por ciento en los últimos seis años.

El estudio concluye que la ganadería industrial de porcino, vacuno y avícola para consumo humano «se ha disparado» en los últimos seis años, mientras que la ganadería de caprino y ovino, tradicionalmente extensiva, continúa su tendencia regresiva. Por ello, la ONG se opone a esta proliferación ganadera que «extiende sus tentáculos por las zonas menos pobladas» mientras incrementa el cambio climático, contamina el agua y amenaza a los habitantes del medio rural, frente a una ganadería extensiva que contribuye a evitar el calentamiento global, protege la biodiversidad y supone una oportunidad para el desarrollo socioeconómico del medio rural.

El responsable de agricultura de Greenpeace, Luis Ferreirim, ha afirmado que el análisis de la ONG concluye que en el año 2020 el sector agropecuario fue de los pocos sectores que incrementó la generación de gases de efecto invernadero y es ya el tercero más contaminante de España, con el 14 por ciento del total de las emisiones a nivel nacional.

En suma, asegura que la producción de carne y otros alimentos de origen animal en España fue la responsable de la emisión de 69,4 millones de toneladas de CO2 equivalentes en 2019 (teniendo en cuenta las emisiones directas y las indirectas, más del triple de los 24,9 millones de toneladas que figuran en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (que solo incluye las emisiones directas). De ese modo, el portavoz alerta de que teniendo en cuenta las emisiones totales, la ganadería española emite más que el vecino Portugal en su conjunto.

Por otro lado, ha detallado que el informe que apunta que en España hay 507.020 explotaciones ganaderas activas, una por kilómetro cuadrado. En ellas, en 2020 había casi 33 millones de cerdos (un 21,5 por ciento más que en 2016) y más de 6,6 millones de vacas. En total entre 2016 y 2020 la producción total de carne aumentó en España un 16,2 por ciento, hasta los 7,5 millones de toneladas en 2020 cifra para la cual se sacrificó a más de 910 millones de animales para el consumo humano, más de 1.000 por minuto.

De hecho, afirma que el porcino es el más industrializado y que «los campeones» en cerdos son Aragón, seguido por Cataluña y Castilla y León; en vacuno lideran el ranking Castilla y León, Galicia y Extremadura, mientras que en aves las mayores cabañas están en Galicia, Castilla-La Mancha y Aragón. Frente a estos datos, Ferreirim expone que durante los últimos tres años se ha concedido 1,5 autorizaciones para explotaciones al día en España.

Igualmente insiste en que el 87 por ciento el porcino en Castilla-La Mancha es industrial y que en Extremadura, el 51 por ciento de los cerdos ya no son ibéricos sino de granja; en Baleares la cifra llega al 55 por ciento e incluso en Cataluña el 99,9 por ciento del porcino es industrial así como el 100 por 100 de sus pollos. «El caso de Extremadura nos tiene asustados. Los nuevos proyectos de empresas se quieren implantar en las comunidades autónomas con menos población y resistencia social», denuncia.

No obstante, Greenpeace valora el cambio en la normativa de vacuno que impulsa el Ministerio de Agricultura que «parece que por primera vez quiere restringir el número de cabezas por explotación» pero opina que «no es suficientemente ambicioso», por lo que la ONG ya tiene listas sus alegaciones al proyecto de Real Decreto.

EMISIONES Y NITRATOS

Entre los principales efectos de esta industria, Greenpeace subraya las emisiones de gases de efecto invernadero e indica en ese sentido que en España el sector porcino es responsable del 70 por ciento de las emisiones de metano derivadas del estiércol. En total, el porcino es responsable del 50 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el vacuno un 34 por ciento y las aves, un 14 por ciento, frente a la poca contribución del ovino y el caprino, que suman el 2,5 por ciento. Por comunidades autónomas, el estudio refleja que Cataluña emite cerca del 30 por ciento de las emisiones estatales de la ganadería, seguidas por Galicia y Castilla y León y Ferreirim insiste en que entre las tres superan el 50 por ciento de las emisiones de la ganadería en España.

En definitiva, pide una transformación sistémica del sector que pase por establecer una moratoria a los nuevos proyectos y a las ampliaciones de granjas solicitadas; reducir a la mitad de aquí a 2030 la cabaña ganadera y a los ciudadanos que contribuyan de forma individual con una disminución «radical» de su consumo de carne. Otra de las medidas que propone la ONG es la prohibición total de la publicidad de alimentos insostenibles e insanos como las carnes rojas y procesadas.

Por otro lado, la ONG ha denunciado la contaminación del agua que provocan estas explotaciones ya que en la actualidad, casi una cuarta parte (24%) de la superficie nacional es vulnerable a nitratos y agrega que la contaminación media por nitratos ha aumentado un 51,5% en sólo cuatro años, desde 2016 hasta 2019.

En este contexto, la directora ejecutiva de Greenpeace, Eva Saldaña, ha alertado de que el actual colapso de la biodiversidad obliga a actuar con urgencia ya que más del 75 por ciento del territorio en España está en riesgo de desertificación, con un estrés hídrico alto o severo. «No podemos permitirnos contaminar las aguas subterráneas», opina Saldaña.

Asimismo, pide al Gobierno y a las comunidades autónomas que incluyan a la ganadería, «la gran olvidada» en la lucha contra el cambio climático. Así, justifica que esta semana de acción contra las macrogranjas que está desarrollando Greenpeace en varias localidades españolas es «más necesaria que nunca» y reclama de manera «muy urgente» inversiones en el mundo rural porque sin su población no se podría vivir en las ciudades.