El cantante Camilo ha sorprendido a todos con su «psicópata» confesión en ‘El Hormiguero’: cuadros con sangre de sus hijas

El cantante colombiano compartió en ‘El Hormiguero’ detalles de su vida familiar, habló del nacimiento de su hija Amaranto y mostró sus peculiares recuerdos hechos con sangre humana. 

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El artista colombiano, Camilo, volvió a ‘El Hormiguero’ de Antena 3 un año y meses después de su última visita, en la que asistió acompañado de su esposa, Eva Luna. Desde entonces su vida ha cambiado significativamente: su segunda hija, Amaranto, nació el 1 de agosto del año pasado y gran parte de la entrevista con Pablo Motos giró en torno a su nueva etapa como padre.

El paso de Camilo por ‘El Hormiguero’ dejó titulares inesperados en todo el país. El cantante colombiano sorprendió a Pablo Motos, al público y a los televidentes al contar cómo guarda cuadros hechos con sangre de sus hijas, uno con las manos ensangrentadas tras el parto de Amaranto y otro con la primera caída de Índigo en Japón. 

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Los cuadros hechos con sangre que dejaron a Pablo Motos sin palabras

Los cuadros hechos con sangre que dejaron a Pablo Motos sin palabras
Los cuadros hechos con sangre que dejaron a Pablo Motos sin palabras | Fuente: Antena 3

Uno de los momentos más alucinantes de la conversación llegó cuando Camilo contó lo que hizo después del parto de Amaranto. El presentador le preguntó qué hizo con la placenta, y el cantante lo descubrió como «una de las cosas más fascinantes del parto», relató en ‘El Hormiguero’.

«Es como si fuese un segundo parto»

El cantante colombiano siguió contando su anécdota: «Por recibir la placenta las manos me quedaron ensangrentadas, y Camilo tuvo una ocurrencia: “Que alguien me pase un cuadro. Le quitamos la funda a una almohada, puse las manos y lo mandé a enmarcar”». El cuadro, según detalló, permanece en su dormitorio como recuerdo de ese día.

Motos reaccionó todavía más impactado al conocer que el colombiano tenía otro cuadro similar con sangre de su hija mayor: «Estás entre lo bonito y lo psicópata. Te falta un minuto para ser Dexter». Explicó que este segundo cuadro no tenía relación con el parto de su hija mayor, sino con la primera caída de Índigo en Japón. «Mi hija no tenía ni un año y estaba empezando a caminar. Se cayó, sangró un poquito, y era la primera vez. Era la camisa blanca y yo tenía una mancha de sangre. Y dije: es la primera caída de un ser humano». Ese momento lo convirtió en un cuadro que tituló «La sangre de un inocente».

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