Esta fortuna, designada como «dinero de bolsillo» la usaría Juan Carlos I para cubrir sus gastos personales y pagos cotidianos, según revelan informaciones de prensa internacional citadas por EN Blau. Esta cantidad se extraería inicialmente de los 100 millones de dólares que el rey emérito mantuvo en cuentas suizas a nombre de la Fundación Lucum, una empresa panameña que aparentemente ocultaba parte de su patrimonio.
Medios nacionales e internacionales han señalado al respecto que, los retiros en efectivo habrían comenzado precisamente en 2008, cuando España entraba en una grave crisis económica, y se extendieron hasta 2012, totalizando 5,5 millones de euros destinados a financiar, supuestamente, su estilo de vida. Estos datos han vuelto a salir a la luz ahora que el emérito residiría en Lisboa tras abandonar Abu Dabi, afrontando todavía las consecuencias legales y mediáticas de sus finanzas, catalogadas como «poco transparentes».
3Las investigaciones y regularizaciones fiscales

La relación del emérito con Hacienda se deterioró hace cuatro años, cuando las pesquisas iniciales de la Fiscalía suiza desencadenaron investigaciones paralelas de la Agencia Tributaria española y el Tribunal Supremo. El primer caso que atrajo la atención internacional fue el supuesto cobro de una comisión por la mediación en el contrato del AVE a La Meca, por el que habría recibido 80 millones de euros.
De esta cantidad, 65 millones habrían sido un regalo para su amiga Corina Larsen, aunque posteriormente Juan Carlos I le exigió su devolución, desencadenando una causa por acoso en el Reino Unido. Este acontecimiento trajo como consecuencia que en junio de 2020 la Fiscalía Anticorrupción y el Supremo centraran su atención en el monarca por primera vez.
A esta investigación se sumaron dos líneas adicionales: una sobre las donaciones no declaradas de su amigo mexicano Allen Sanginés y el uso de tarjetas black para manejar tales fondos, y otra sobre la existencia de hasta diez millones de euros ocultos en la isla de Jersey, otro paraíso fiscal. A pesar del peso de estas investigaciones, todas terminaron archivadas.
En su esfuerzo por evitar consecuencias legales mayores que afectaran todavía más su imagen y la de Casa Real, Juan Carlos I presentó y pagó dos regularizaciones voluntarias a Hacienda por un valor total superior a cinco millones de euros, dinero que habría sido proporcionado por amigos cercanos al emérito.
La situación actual de Juan Carlos I presenta una paradoja y es que, mientras «oficialmente, no puede tener ningún dinero», como recoge el periodista de ‘El Confidencial‘ José María Olmo, es evidente que «el exrey todavía sigue disponiendo de patrimonio fuera».