La última vez que Radiohead tocó en España fue en 2018. Desde entonces, sus seguidores han esperado pacientemente una fecha, un anuncio, una señal. Ahora que la banda británica rompe su letargo, lo que debería ser un reencuentro triunfal se ha convertido en una carrera de obstáculos: desde precios elevados hasta un escrutinio político que los divide a ellos mismos como banda.
La banda británica anunció su primera gira europea desde 2018 con varias fechas clave, entre ellas cuatro conciertos en Madrid a comienzos de noviembre de 2025: los días 4,5 7 y 8.
RADIOHEAD VUELVE TRAS SIETE AÑOS: ILUSIÓN Y OBSTÁCULOS CON LAS ENTRADAS
La expectación entre los seguidores es máxima, aunque la manera de acceder a las entradas ha resultado todo un reto. El sistema, diseñado para evitar a revendedores y bots, obliga a los fans a registrarse previamente en la web oficial y esperar un código de acceso que solo permite comprar un número limitado de localidades.
A ello se suma una donación solidaria de un euro por entrada, que la propia banda de música igualará para destinarlo a organizaciones como Médicos Sin Fronteras. La iniciativa ha sido aplaudida por algunos, que ven en ella un intento de garantizar mayor justicia en el proceso, pero también ha generado frustración por la dificultad añadida y la incertidumbre que supone para quienes buscan asistir a los conciertos.
Los precios, además, han generado debate. En Madrid, las entradas de pista para ver a Radiohead rondan los 97 euros, mientras que las de grada se mueven entre 55 y 135 euros, según la ubicación. A esto se suman paquetes especiales, como el acceso VIP, que superan los 250 euros.

En otros países europeos, como Alemania, Reino Unido o Italia, las tarifas son similares, lo que confirma que la gira de Radiohead se sitúa en la franja alta del mercado musical actual. Si bien muchos fans aceptan el coste como parte de la oportunidad única de ver de nuevo a la banda en directo, otros lo consideran una barrera que aleja al grupo de parte de su base de seguidores.
En redes sociales, la conversación ha sido intensa. «La pista cuesta 97 euros, no los 200 que podían cobrar», dice un usuario. «97 euros es un precio alto, pero por ver a Radiohead lo pago sin pensarlo», escribía otro usuario en X, reflejando la resignación de muchos. En foros como Reddit abundan los recuerdos de tiempos mejores: «Nunca pagué más de 100 dólares por estar en primera fila en 2012. Ahora parece imposible», compartía un seguidor estadounidense.
EL BOICOT A RADIOHEAD POR EL BLANQUEO A LA IMAGEN DE ISRAEL
A esta complejidad logística y económica se suma una controversia que trasciende lo musical. El movimiento BDS y grupos pro-palestinos han pedido boicotear la gira europea de Radiohead, acusando a la banda de mantener silencio cómplice frente a la guerra en Gaza.
El foco recae especialmente en Jonny Greenwood, guitarrista del grupo, que en los últimos años ha colaborado estrechamente con el músico israelí Dudu Tassa. Juntos publicaron en 2023 el álbum Jarak Qaribak y ofrecieron conciertos en Tel Aviv, lo que ha sido interpretado por activistas como una forma de blanquear la imagen del Estado israelí.

Las críticas se intensificaron cuando algunas actuaciones conjuntas de Greenwood y Tassa fueron canceladas en Reino Unido por la presión de organizaciones pro-palestinas. Tanto Greenwood como Tassa denunciaron entonces un clima de censura.
«Los palestinos reiteramos nuestro llamado al boicot de los conciertos de Radiohead, incluida su gira rumoreada, hasta que el grupo se distancie de manera convincente, como mínimo, de que Jonny Greenwood haya cruzado nuestra pacífica línea de piquete durante el genocidio de Israel contra los palestinos en Gaza».
LAS CRÍTICAS RECAEN EN GREENWOOD
En medio de la polémica, Thom Yorke también tomó la palabra. El vocalista publicó un comunicado en el que condenaba tanto al gobierno israelí de Benjamin Netanyahu como a Hamas, subrayando que «las redes sociales no son el espacio adecuado» para un debate profundo sobre un conflicto de esta magnitud.
De hecho, Yorke expresó con claridad su rechazo a la actuación del gobierno israelí: «Creo que Netanyahu y su grupo de extremistas están totalmente fuera de control y deben ser detenidos. La comunidad internacional debería ejercer toda la presión posible. Su excusa de autodefensa ha sido reemplazada por un deseo transparente de tomar el control de Gaza y Cisjordania.
Sus palabras no lograron apaciguar del todo las críticas de los colectivos que piden a Radiohead un pronunciamiento más firme. El regreso de la banda, por tanto, se vive en una encrucijada. Para los aficionados, conseguir entradas es ya una carrera de obstáculos. Para el grupo, la gira es tanto un reencuentro con los escenarios como un campo minado por tensiones políticas y sociales que, todo sea dicho, ha sido provocado por ellos mismos.
Y para la industria musical, se trata de un ejemplo más de cómo el precio de los conciertos y las medidas contra la reventa se han convertido en un debate central que acompaña a cada gran gira internacional.
UN REGRESO CARGADO DE TENSIONES PARA RADIOHEAD
Lo que debería ser un regreso triunfal se ha convertido en una cita cargada de tensiones. Por un lado, la ilusión de miles de seguidores que esperan reencontrarse con una de las bandas más influyentes de las últimas décadas; por otro, el ruido político y social que rodea cada decisión de un grupo que, aunque ha evitado posicionamientos frontales en muchos momentos de su carrera, hoy se encuentra en el ojo de un huracán global.
Sus conciertos prometen ser memorables pues, además de los cuatro días en Madrid, están programadas fechas en Bolonia, Londres, Copenhage, y Berlín. Pero llegan acompañados de un debate que va más allá de los escenarios y que confirma, una vez más, que la música nunca está aislada de la realidad política.