Ni el Teide ni el Mulhacén: la cima de Málaga desde la que el aire limpio de otoño te garantiza ver África y la Península a la vez

Un mirador natural en la provincia que desafía a los gigantes de la geografía española. El otoño tiene la clave para desvelar un secreto a plena vista que une dos continentes.

La cima más alta de Málaga no es un pico cualquiera, sino un balcón privilegiado con vistas a dos continentes que muy pocos conocen. Olvídate de las postales típicas de la costa, porque el verdadero espectáculo se encuentra en el interior, esperando a que el aire limpio del otoño desvele su secreto mejor guardado. Pocos saben que existe este balcón natural sobre el Mediterráneo desde el que, en días claros, la vista se pierde hasta África, y la visibilidad desde su cumbre se convierte en un espectáculo casi irreal. ¿Te atreves a descubrirlo?

Este lugar, conocido como el techo de la provincia, ofrece una perspectiva completamente nueva y liberadora. Es una de esas escapadas que te reconcilian con la naturaleza y te recuerdan la inmensidad del paisaje que nos rodea, muy lejos del bullicio. Imagina sentir la brisa pura mientras contemplas un horizonte infinito, y su ascenso es una de las experiencias más transformadoras que puedes vivir en la Costa del Sol. Es mucho más que una simple ruta de senderismo.

LA CIMA QUE LO CAMBIA TODO

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Desde sus 2.066 metros de altitud, el mundo se ve radicalmente diferente y sientes que puedes tocar el cielo con los dedos. El Pico de La Maroma te regala una panorámica de 360 grados que abarca desde las cumbres nevadas de Sierra Nevada hasta el estratégico Estrecho de Gibraltar, y en esos días mágicos, las montañas del Rif africano se dibujan en el horizonte con una nitidez asombrosa. Es una imagen que se graba a fuego en la retina y te deja sin palabras.

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Pero no es solo una cuestión de altura, sino de la sensación de inmensidad que te invade. La brisa fresca, incluso en los días más templados, parece limpiar la mente mientras contemplas la costa a tus pies y el mar fusionándose con el cielo. Es ahí arriba donde realmente te das cuenta de la brutal diversidad geográfica que esconde nuestra tierra, y es ahí arriba donde realmente comprendes la diversidad geográfica de Málaga. Un tesoro escondido a la vista de todos.

¿ES REALMENTE UNA RUTA PARA TODOS LOS PÚBLICOS?

Aquí llega la pregunta del millón. ¿Necesitas ser un alpinista experimentado para coronar esta cumbre? La respuesta, por suerte, es que no, pero conviene no subestimarla. Aunque no requiere conocimientos técnicos de escalada, especialmente si se acomete por su vertiente norte desde el área de Zafarraya, el sendero exige una preparación física mínima para disfrutarlo sin apuros y con seguridad. Es una ruta para saborear, no para sufrir, una escapada por el interior de Málaga que te pondrá a prueba.

La clave, como casi siempre en la montaña, está en el ritmo pausado y en una buena preparación previa. El viaje es tan importante como la meta. Equiparse con buen calzado, suficiente agua y algo de abrigo es absolutamente fundamental, ya que las condiciones meteorológicas pueden ser muy caprichosas. En la cumbre de la provincia el tiempo es otro, y el tiempo en la cumbre puede cambiar bruscamente sin previo aviso, pasando del sol a la niebla en cuestión de minutos.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO: ¿CUÁNDO IR?

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Mientras muchos todavía apuran el último rayo de sol en la playa, los verdaderos conocedores de la montaña malagueña miran hacia las alturas. El otoño, con sus vientos de poniente que limpian la atmósfera tras la calima estival, es sin duda la época dorada para esta aventura. No hay trampa ni cartón, es pura física, y la nitidez que se consigue en los meses de octubre y noviembre es simplemente inigualable en este rincón de Málaga.

El verano puede traer un calor asfixiante y la mencionada calima, mientras que el invierno a menudo cubre la cima de nieve, complicando el acceso. Pero el otoño ofrece ese equilibrio perfecto de temperaturas agradables y cielos increíblemente despejados. Es la estación de las vistas infinitas, y es entonces cuando la promesa de ver dos continentes se cumple con mayor frecuencia en esta cumbre de Málaga. Un espectáculo que justifica cada paso del camino.

MÁS ALLÁ DE LA FOTO: LA HISTORIA QUE ESCONDEN SUS PIEDRAS

Subir a La Maroma no es solo un reto físico; es también caminar sobre capas y capas de historia. Su curioso nombre, por ejemplo, no viene de ninguna cuerda, como la lógica popular podría sugerir. La etimología apunta a las antiguas simas que los neveros usaban para almacenar y prensar la nieve, y cada paso por sus senderos evoca el trabajo de aquellos hombres que abastecían de hielo a la costa mucho antes de que existieran los frigoríficos.

Además, estás pisando el corazón del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, un espacio protegido de una riqueza biológica excepcional. La fauna, con la majestuosa cabra montés como reina indiscutible del terreno, y la flora endémica te acompañan en silencio durante todo el ascenso. Es un recordatorio constante de que este rincón de la provincia malagueña es un santuario de biodiversidad que debemos respetar y proteger en cada visita a este tesoro de la Axarquía.

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EL DESCENSO: UN REGALO FINAL QUE TE CONECTA CON LA TIERRA

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Justo cuando crees que la montaña ya te lo ha dado todo, empieza el descenso y la perspectiva cambia por completo. La luz del atardecer tiñe las cumbres de las sierras de Tejeda de tonos anaranjados y rojizos, creando un paisaje casi pictórico. A medida que pierdes altura, las luces de la costa y los pueblos del interior crean un mapa estelar a tus pies, un espectáculo silencioso que te acompaña hasta el final de la jornada en Málaga.

Llegas al punto de partida con el cansancio justo y la memoria llena de imágenes imborrables que te costará procesar. Esa sensación de haber conquistado el techo de Málaga y de haber visto África con tus propios ojos te acompaña durante días, transformando tu percepción. Porque hay experiencias que, simplemente, te cambian la forma de mirar el lugar donde vives, redescubriendo por completo la provincia de Málaga y su increíble potencial.

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