Existe un rincón en Lanzarote donde la cocina desafía todas las reglas que conocemos, una experiencia culinaria inolvidable donde la comida se prepara directamente sobre el calor que emana de un volcán. ¿Te imaginas probar un pollo asado gracias a la energía geotérmica? En esta singular isla de los volcanes no solo es posible, sino que se ha convertido en uno de sus mayores atractivos, un lugar que deja una huella imborrable en cada visitante que se atreve a probarlo.
Imagina un lugar sin enchufes ni bombonas de butano, un restaurante que aprovecha una bolsa de magma a pocos kilómetros de profundidad como fuente de energía inagotable. Este sitio no es una fantasía de ciencia ficción, sino una realidad palpable que demuestra cómo la naturaleza puede convertirse en el mejor aliado del hombre. Una visita a este enclave convierte una escapada a la tierra conejera en algo mucho más profundo que un simple viaje turístico por sus paisajes únicos.
¿CÓMO SURGIÓ ESTA LOCURA CULINARIA?
La historia de este asador es, en realidad, la historia de un sueño. A finales de los años sesenta, el icónico artista César Manrique ideó este espacio único que fusiona arquitectura, arte y naturaleza de una manera magistral. Su visión transformó un simple agujero geotérmico en el corazón del Parque Nacional de Timanfaya en un emblema de Lanzarote, un lugar donde la intervención humana respeta y ensalza la belleza salvaje del entorno.
El reto era mayúsculo y requería un ingenio extraordinario. Nadie sabía cómo construir sobre un terreno que literalmente ardía bajo los pies, pero junto a los arquitectos Eduardo Cáceres y Jesús Soto, Manrique encontró la solución para crear una estructura segura sin cimientos convencionales. Así nació El Diablo, un restaurante que se asienta sobre nueve capas de roca basáltica para aislarlo del intenso calor subterráneo, un hito de la ingeniería en esta joya de Canarias.
EL MENÚ QUE EMERGE DE LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA
Muchos se preguntan si la comida cocinada así tiene un sabor diferente. La respuesta es un sí rotundo, pero quizás no de la forma que imaginas. Los alimentos, principalmente carnes y pescados frescos de la región, se colocan sobre una inmensa parrilla de hierro fundido directamente sobre el pozo volcánico. Este método único consigue que los jugos de los alimentos se sellen al instante, creando una textura tierna por dentro y un exterior crujiente, un sabor que no se consigue en una barbacoa convencional.
No esperes encontrar un menú kilométrico y lleno de florituras. La propuesta gastronómica de este rincón de la isla diferente es honesta y directa, centrada en la calidad del producto y en la singularidad de su cocción. Se trata de una cocina de mercado que prioriza el producto local de Lanzarote y del archipiélago canario en su conjunto, ofreciendo una experiencia auténtica. La verdadera estrella aquí no es un chef, sino la fuerza indomable del planeta que cocina para ti.
UN MIRADOR AL PAISAJE MARCIANO DISEÑADO POR UN GENIO
El edificio, diseñado por el genio local, es una estructura circular de grandes ventanales que ofrece una panorámica de 360 grados sobre las Montañas del Fuego. Manrique concibió el espacio para que el comensal se sintiera inmerso en el sobrecogedor paisaje volcánico de Lanzarote, borrando las fronteras entre el interior y el exterior. Comer aquí es como estar flotando sobre un mar de lava petrificada, una sensación que te acompaña mucho después de haber terminado el postre.
Cada detalle del interior está pensado para no robarle protagonismo a la naturaleza. Desde los materiales utilizados hasta la decoración minimalista, todo está al servicio de la experiencia de este paraíso canario. La propia parrilla volcánica está a la vista de todos, permitiendo que los visitantes observen fascinados cómo su comida se asa lentamente con un calor que lleva siglos emanando, un espectáculo que convierte la espera en parte de la magia del lugar y que hace de este rincón de Lanzarote algo único.
¿ES SEGURO COMER SOBRE UN VOLCÁN DORMIDO?
La pregunta es inevitable y la respuesta tranquilizadora. Aunque el calor es real y muy intenso, el volcán sobre el que se asienta el restaurante está en un estado de calma. Las erupciones que dieron forma a este paisaje de Lanzarote ocurrieron en el siglo XVIII. Actualmente, el fenómeno es una «anomalía geotérmica», lo que significa que la cámara de magma está lo suficientemente cerca para irradiar calor pero sin riesgo de erupción, garantizando la seguridad total de la instalación.
Los responsables del Parque Nacional de Timanfaya realizan mediciones constantes para asegurar que todo funciona como debe. De hecho, los guías del parque suelen realizar demostraciones sorprendentes en las inmediaciones, como verter agua en un agujero para que salga disparada como un géiser. Esto demuestra que la energía que cocina los alimentos es una fuerza controlada y monitorizada constantemente, convirtiendo la visita en una aventura emocionante pero completamente segura en esta isla de contrastes.
LA FACTURA QUE NUNCA LLEGA: EL SECRETO ESTÁ BAJO TUS PIES
Mientras el mundo busca fuentes de energía alternativas y lucha contra el cambio climático, este rincón de Lanzarote lleva más de cincuenta años utilizando un recurso limpio, gratuito e inagotable. Es el único restaurante del planeta que puede presumir de que su principal fuente de energía para la cocina no genera ninguna factura ni emisión de carbono. Una lección de sostenibilidad que nos da la propia Tierra y que nos recuerda la increíble fuerza que se esconde bajo nuestros pies.
Así que la próxima vez que pises este tesoro del Atlántico, recuerda que bajo la superficie late una fuerza descomunal, un corazón de fuego que da forma al paisaje y alimenta el alma de la isla. Visitar este lugar no es solo una anécdota para contar a la vuelta de las vacaciones, es entender por qué Lanzarote es diferente a todo. Aquí, el verdadero sabor de la isla no está solo en el plato, sino en la increíble y primigenia energía que cocina tu comida lentamente.