La exmodelo noruega Eva Sannum, quien mantuvo una relación con el entonces príncipe Felipe de España entre 1996 y 2001, ha decidido romper dos décadas de silencio en una entrevista con el periódico noruego ‘Aftenposten’. Lejos de mostrarse nostálgica o arrepentida por dicho romance con el actual rey, Sannum ha confesado sentirse aliviada por no haber terminado como reina de España. Estas declaraciones las ha dado justo cuando se cumplen 25 años de su aparición pública junto a Felipe de Borbón en la boda real noruega que desató todas las alarmas en el Palacio de la Zarzuela.
Sannum, que ahora tiene 50 años, es publicista y cuenta con una familia estable en Oslo, explica por primera vez en abierto cómo vivió aquellos años de intenso escrutinio público y por qué finalmente optó por desligarse del foco mediático que le generaba estar con Felipe.
3El silencio que guardó por más de dos décadas que vale millones y el paralelismo con Meghan Markle

Uno de los aspectos más llamativos de esta historia es la discreción que mantuvo Eva Sannum durante todos estos años. Rechazó «millones de euros» que le ofrecieron en diversos medios dentro y fuera de España, solo por contar su versión de los hechos, pero ella eligió mantener un perfil bajo.
«Llevo muchos años evitando usar esa vieja historia. Puede parecer un poco arrogante, pero no quiero que nadie piense que hablo de mi pasado con la prensa y del príncipe, o que doy una entrevista porque echo de menos ser el centro de atención», explicó en ‘Aftenposten’. Su decisión de abordar el tema ahora responde más a una necesidad de cerrar capítulos más que un interés por revivir viejas glorias.
Sannum se siente identificada con la historia de la duquesa de Sussex: «Venir de algo completamente diferente, formar parte de una familia tan especial… como muchos han señalado, tal vez Harry debería haberle informado sobre eso». Ambas experimentaron el choque cultural de integrarse a las monarquías europeas. Las declaraciones de Eva Sannum muestran la historia de una mujer que eligió valorar su libertad y autonomía por encima de los privilegios protocolarios de la Casa Real.