La perspectiva de la felicidad ha sido discutida durante siglos por filósofos, artistas y científicos. Aunque no existe una definición universal, cada vez son más los estudios que intentan medirla y analizar su evolución o permanencia a lo largo de la vida. Uno de los más recientes, realizado por el National Bureau of Economic Research (NBER) en Estados Unidos, arroja un dato curioso, más allá de ser revelador: la satisfacción vital empieza a descender desde los 18 años, pero este no es su punto más bajo.
Este descubrimiento por parte de NBER, basado en un análisis de datos de 130 países, contradice la creencia que hemos tenido de que la felicidad sigue una línea ascendente o descendente continua, o de que comenzamos a ser más felices a partir de la mayoría de edad. Según la investigación liderada por economistas como David Blanchflower, la curva de la felicidad adopta una forma de U: comienza siendo optimista, luego sufre una caída prolongada y finalmente surge un repunte que puede mantenerse hasta los 70 años o más.