Hay un rincón en la provincia de Granada que está provocando un flechazo instantáneo entre los viajeros que buscan algo más que sol y playa, un lugar donde puedes alquilar una casa cueva por apenas 60 euros la noche y sentirte en otro planeta. Y no es una exageración. La experiencia es tan impactante que muchos vuelven con la misma sensación en los labios: «Es más bonito que Santorini». Esta joya escondida demuestra que alojarse en una casa cueva es una experiencia sorprendentemente asequible y al alcance de cualquiera.
Olvídate de las multitudes, los precios desorbitados y las fotos repetidas hasta la saciedad en Instagram. La magia de este lugar no reside en su fama, sino precisamente en su autenticidad, en un paisaje de colinas de arcilla que parece sacado de una película de ciencia ficción. La comparación con la isla griega no es casual, pero aquí el blanco de las chimeneas contrasta con el ocre de la tierra, creando una estampa única en Europa, ya que la autenticidad de esta comarca ofrece una alternativa real al turismo masificado.
¿UN PAISAJE DE OTRO PLANETA A UN PASO DE CASA?
La primera vez que llegas al Barrio de las Cuevas de Guadix, en la provincia de Granada, tienes que parpadear dos veces para creértelo. Lo que a primera vista parece un conjunto de colinas áridas y onduladas es, en realidad, el mayor barrio troglodita de Europa. No busques tejados ni fachadas convencionales; aquí el paisaje está dominado por un horizonte surrealista, donde miles de chimeneas blancas que emergen directamente de las colinas de arcilla delatan la vida que bulle bajo tierra.
Este hábitat subterráneo no es un capricho moderno, sino una herencia milenaria que se remonta a la época de los moriscos, que buscaron en la tierra un refugio perfecto. Estas viviendas, excavadas a pico y pala, ofrecían protección contra las inclemencias del tiempo, tanto del frío invernal como del calor asfixiante del verano. Este viaje a la Granada más profunda es un testimonio vivo de la adaptación humana al medio, porque estas viviendas bioclimáticas mantienen una temperatura constante de unos 20 grados todo el año.
DORMIR DENTRO DE LA TIERRA: MÁS CÓMODO DE LO QUE IMAGINAS
Si la palabra «cueva» te evoca imágenes de humedad y oscuridad, es hora de que resetees esa idea por completo. Las casas cueva turísticas de esta zona de Granada son el ejemplo perfecto de cómo la tradición y la modernidad pueden darse la mano. Por fuera, conservan su encanto ancestral, pero por dentro son alojamientos de primer nivel, con diseños cuidados y todas las comodidades que puedas necesitar, ya que las casas cueva modernas están equipadas con wifi, cocinas completas y baños de diseño.
Pero más allá del confort, lo que realmente convierte esta experiencia en algo inolvidable es la sensación que se vive en su interior. En el momento en que cierras la puerta, el ruido del mundo exterior desaparece por completo. Es un silencio denso, casi palpable, que invita a la calma y al descanso más profundo que puedas imaginar. Es el lujo del silencio absoluto, un bien cada vez más escaso en nuestro día a día que hace de esta escapada a Granada un verdadero reseteo mental, porque la sensación de silencio absoluto y desconexión que se experimenta en su interior es incomparable.
GUADIX, EL TESORO ESCONDIDO QUE MIRA A SIERRA NEVADA
Limitar la visita a Guadix a su barrio troglodita sería un error imperdonable. La ciudad es un tesoro monumental que merece ser recorrido a pie, un lugar donde la historia se respira en cada esquina. Su imponente Catedral, una mezcla de estilos gótico, renacentista y barroco, se levanta sobre la antigua mezquita mayor, un símbolo de las culturas que han moldeado este enclave único en Granada. Pasear por sus calles es descubrir palacios, iglesias y una Alcazaba árabe que ofrece unas vistas espectaculares, ya que desde la Alcazaba se contempla una panorámica única del barrio de cuevas y Sierra Nevada.
Y como en cualquier rincón de Andalucía que se precie, la vida se cuece en sus bares y restaurantes. La gastronomía de la comarca de Guadix es contundente, sabrosa y honesta, un reflejo del carácter de su gente y de la riqueza de su huerta. Platos como las gachas, las migas o el conejo al ajillo son paradas obligatorias en esta ruta por la Granada más auténtica. Es una cocina de producto, sin artificios, porque su gastronomía se basa en productos de la tierra con sabores contundentes y auténticos, perfecta para reponer fuerzas tras un día de exploración.
¿POR QUÉ ES «MEJOR» QUE SANTORINI? LA AUTENTICIDAD GANA LA PARTIDA
La afirmación es atrevida, pero tiene un fundamento que va más allá de la simple belleza visual. Mientras Santorini se ha convertido en un parque temático del turismo de lujo, con precios prohibitivos y una sensación constante de agobio, Guadix ofrece exactamente lo contrario: una experiencia genuina. Aquí no encontrarás hordas de turistas peleando por el mejor ángulo para una foto, sino la calma de un lugar que vive a su propio ritmo. En esta zona de Granada, la principal diferencia radica en la ausencia de las multitudes que desbordan las islas griegas.
Y luego está el factor económico, que no es menor. El presupuesto que necesitarías para una sola noche en un hotel modesto de Santorini te permite pasar un fin de semana completo en una casa cueva de ensueño en Guadix, incluyendo comidas y actividades. Es la victoria de la lógica y del viaje inteligente frente al postureo. No se trata de desprestigiar a la isla griega, sino de poner en valor un destino que te ofrece mucho más por mucho menos, ya que el valor por tu dinero es infinitamente superior al de cualquier destino turístico de moda en la provincia de Granada.
EL SECRETO ESTÁ EN PERDERSE: MÁS ALLÁ DE LA GUÍA TURÍSTICA
La mejor forma de capturar la esencia de Guadix y su entorno es caminar sin rumbo fijo por el laberinto de sus cuevas. Piérdete por sus callejones de tierra, saluda a los vecinos que toman el fresco en la puerta y déjate sorprender por miradores improvisados que aparecen tras una curva. Es en esos momentos, lejos de los puntos marcados en el mapa, donde se produce la verdadera conexión con el lugar. Durante este viaje a Granada, la hospitalidad de sus gentes te hace sentir más un viajero que un simple turista, y esa es la mayor recompensa.
Sube al atardecer al mirador del Padre Poveda y contempla cómo el sol tiñe de tonos anaranjados y rojizos las colinas de arcilla, mientras las luces de las cuevas empiezan a encenderse una a una. Es una imagen que se graba en la retina para siempre, un espectáculo silencioso que te reconcilia con el mundo. Esa postal, con la silueta de Sierra Nevada al fondo, es la prueba de que no hace falta cruzar el Mediterráneo para encontrar la belleza más sobrecogedora. A veces, el paraíso está mucho más cerca de lo que pensamos.