Si bien la AEMET ha dado por finalizada la sofocante ola de calor de agosto, el calor sigue presente en este verano de cifras récord para España. Lo está en forma de los incendios que han copado la actualidad de los últimos días, pero también con fallecimientos y problemas de salud originados o agravados por el calor.
En este contexto, numerosos estudios sanitarios apuntan a determinados grupos de población como las víctimas principales de las altas temperaturas. Uno de ellos lo forman los más pequeños del país: los bebés. Y es que el equipo sanitario de la entidad sin ánimo de lucro Fundación Madrina ha detectado que en las últimas semanas existen casos de menores de dos años que han perdido hasta dos kilos de peso por el calor. «Dejan de comer, están apáticos, su vida se consume poco a poco. Es una cuenta atrás silenciosa que no podemos ignorar», explican los médicos.
Ocurre sobre todo en hogares de familias en situación de vulnerabilidad, con habitaciones convertidas en hornos que agotan y deshidratan. Por ese motivo, los profesionales recomiendan aire y agua para los niños, a lo que la fundación se ha sumado con el reparto de ventiladores y botellas en los lugares donde menos recursos hay. «Un ventilador no es un lujo, es una herramienta de supervivencia. El aire y el agua son la primera línea de defensa para la salud de un niño en verano», comenta Conrado Giménez-Agrela, presidente de la Fundación Madrina.
La protección no se dirige únicamente a los bebés, sino también a los niños que todavía no han nacido. Existen numerosas mujeres embarazadas que viven hacinadas en viviendas sin ventilación, llegando a sufrir mareos, golpes de calor y lipotimias que ponen en riesgo tanto sus vidas como las de los seres que están engendrando.
Las personas mayores y con movilidad reducida, víctimas del calor urbano
Otro grupo muy afectado es el de las personas mayores, que suponen el mayor número de muertes que se pueden atribuir al calor, según las estimaciones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) que toma como referencia el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Una reciente investigación de la Univesitat Oberta de Catalunya (OUC) ha analizado la vida de las personas mayores de 65 años en entornos urbanos, dejando claro que se trata de uno de los colectivos más vulnerables frente al estrés térmico.

Con ejemplos concretos de Madrid y Varsovia —la primera buen ejemplo del calor en el sur de Europa y la segunda por su reciente aumento de temperaturas—, este estudio publicado en la revista Geoforum confirma que el 89 % y el 71 % respectivamente de los ciudadanos mayores de esas capitales afirman que el cambio climático afecta a su vida diaria.
Los sistemas de alerta por calor y los protocolos de actuación para la ciudadanía son altamente reduccionistas
Paloma Yáñez, investigadora de Urban Transformation and Global Change Laboratory
«El calor se vive de forma diferente según cada persona en función de sus características físicas y sociales. Por tanto, entendemos que los sistemas de alerta por calor, así como los protocolos de actuación para la ciudadanía, son altamente reduccionistas, y marginan los efectos severos del calor para algunas personas y la diversidad de formas de adaptarse», explica Paloma Yáñez, investigadora de Urban Transformation and Global Change Laboratory y una de las investigadoras del grupo.
Asimismo, las personas con movilidad reducida son otro objetivo muy claro de las altas temperaturas. Y es que, en periodos de calor extremo, el no disponer de un transporte adaptado les impide acceder con rapidez no solo a lugares comunes como supermercados, sino también a centros de salud o farmacias al tener alguna complicación médica. Además, se incrementa el riesgo de deshidratación y los golpes de calor.
Ojo con los animales de compañía
Por último, merece la pena no descuidar a nuestras mascotas, ya que corren peligro por el calor pero no pueden ni avisar con palabras como los seres humanos. Raquel Patrón, profesora de Veterinaria en la Universidad Europea de Madrid, explica que los animales de compañía no pueden regular su temperatura como nosotros y, cuando su cuerpo supera los 40 grados, el riesgo vital es real.
Subraya que la mayoría de los golpes de calor son evitables con medidas básicas de prevención, pero advierte de que los errores más frecuentes siguen poniéndolos en peligro. La experta afirma que un paseo largo al paso, aunque parezca suave, puede desencadenar un golpe de calor si la temperatura ambiente es elevada. Por eso recomienda reservar salidas cortas para primera y última hora del día y dosificar juegos o carreras hasta que baje el termómetro.

La profesora lo resume todo en que se debe evitar la exposición directa al sol, especialmente en las horas centrales del día, así como garantizar la ventilación en casa y limitar el ejercicio de las mascotas, sobre todo el de alta intensidad son medidas esenciales.
Tampoco se debe dejar al animal en un patio sin sombra o permitir que un perro salga solo, ya que algunos animales se pueden desorientar por el calor, sobre todo en zonas rurales. De igual forma, recuerda que dejar a una mascota dentro de un vehículo, aunque sea por pocos minutos y con las ventanillas bajadas, puede ser peligrosísimo. «El interior de un coche puede superar los 50 °C en verano en cuestión de minutos. Ningún animal debería quedarse solo dentro», sentencia.
Y es que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha afirmado que en 2025 se han alcanzado temperaturas superiores a 40 grados en más de 260 estaciones meteorológicas de la península, donde se tienen en cuenta también zonas del norte tradicionalmente menos calurosas. Unos datos que dejan claro es que el calor es un enemigo más, aunque sea más silencioso que los más evidentes de nuestro día a día y el de los que nos acompañan.