En toda Andalucía existe un debate silencioso que enciende las cocinas cada verano. Pocos lo admiten en voz alta, pero la receta del gazpacho se ha convertido en una cuestión de estado familiar en esta tierra andaluza. ¿Es posible que un solo ingrediente esté detrás de tantas miradas de reojo en las comidas de domingo? La respuesta te va a sorprender.
Lo que parece una simple elección culinaria esconde mucho más. En el fondo, el pepino es el ingrediente de la discordia que separa dos formas de entender la tradición en el sur de España. Es el detalle que diferencia una sopa refrescante de un auténtico tesoro gastronómico. Sigue leyendo, porque vamos a desvelar por qué la receta original no deja lugar a dudas y un chef sevillano tiene la clave.
1¿UNA GUERRA CIVIL EN LA COCINA?

En un lado del ring están los ‘pepinistas’. Para ellos, no hay discusión posible, y los defensores del pepino argumentan que aporta un frescor inigualable, una nota crujiente casi adictiva. Consideran que quitarlo es robarle el alma al verano y a la esencia de la cocina del sur, un sacrilegio que empobrece el resultado final de la receta.
Frente a ellos, la legión de puristas se mantiene firme. Para este bando, los puristas sostienen que su sabor invade y enmascara los matices del tomate y el pimiento, los verdaderos protagonistas. No es una cuestión de gusto, sino de equilibrio y respeto por la gastronomía de la región, un principio que no están dispuestos a negociar bajo ningún concepto.