Tu coche sabe más de ti que tu pareja: un estudio revela todos los datos íntimos que recopila y vende sin tu permiso

• Esta información se vende a empresas de marketing y aseguradoras, que la utilizan para enviarte publicidad o calcular el precio de tu póliza.
• Desactivar esta recopilación de datos es casi imposible, ya que implica renunciar a funciones esenciales del vehículo como el navegador o las actualizaciones.

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Tu coche sabe exactamente a qué hora sales de casa, qué ruta tomas para evitar a tu jefe y si te pasas las tardes en el gimnasio o en el bar de la esquina. No es ciencia ficción, es la cruda realidad de la tecnología que conduces cada día. Y lo más inquietante no es que lo sepa, sino lo que hace con esa información. Detrás de su apariencia inofensiva, tu vehículo se ha convertido en un espía que registra cada uno de tus movimientos y costumbres.

Lo que empezó como una simple herramienta para ir del punto A al punto B es ahora un centro de datos con ruedas. Piensa en ello: ¿Dónde has estado el último mes? ¿Con quién has hablado por el manos libres? ¿Qué música escuchas cuando estás de mal humor? Tu automóvil lo sabe todo. Lo más alarmante no es que lo sepa, sino que esta información íntima se vende al mejor postor sin que tú te enteres, creando un perfil detallado sobre tu vida privada.

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TU GARAJE, LA NUEVA FRONTERA DE LA VIGILANCIA

El futuro de la privacidad se está decidiendo ahora mismo, y tu coche se ha convertido, sin que te dieras cuenta, en uno de los principales campos de batalla de esta nueva era. Fuente Freepik.

Hemos normalizado que nuestro teléfono nos escuche, que nuestras redes sociales conozcan nuestros deseos y que los altavoces inteligentes sean testigos de nuestra vida familiar. El coche era uno de los últimos reductos de privacidad, un espacio íntimo. Ahora ya no lo es. Lo que antes era un simple medio de transporte ahora es un dispositivo conectado a la red que nunca duerme, un sensor más en el gran ecosistema del internet de las cosas.

La próxima vez que te sientes al volante, recuerda que no estás solo. Un copiloto invisible y silencioso toma nota de todo, transformando el placer de la conducción en un ejercicio de vigilancia constante. Hemos aceptado, casi sin rechistar, que nuestra privacidad tiene un precio y la sensación de libertad al volante se ha transformado en una libertad vigilada, donde cada kilómetro recorrido deja un rastro digital que ya no nos pertenece.

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