Tu coche sabe exactamente a qué hora sales de casa, qué ruta tomas para evitar a tu jefe y si te pasas las tardes en el gimnasio o en el bar de la esquina. No es ciencia ficción, es la cruda realidad de la tecnología que conduces cada día. Y lo más inquietante no es que lo sepa, sino lo que hace con esa información. Detrás de su apariencia inofensiva, tu vehículo se ha convertido en un espía que registra cada uno de tus movimientos y costumbres.
Lo que empezó como una simple herramienta para ir del punto A al punto B es ahora un centro de datos con ruedas. Piensa en ello: ¿Dónde has estado el último mes? ¿Con quién has hablado por el manos libres? ¿Qué música escuchas cuando estás de mal humor? Tu automóvil lo sabe todo. Lo más alarmante no es que lo sepa, sino que esta información íntima se vende al mejor postor sin que tú te enteres, creando un perfil detallado sobre tu vida privada.
4¿HAY MARCHA ATRÁS? CÓMO INTENTAR RECUPERAR EL CONTROL

La pregunta del millón es: ¿puedo negarme? La respuesta corta es no, no del todo. En un vehículo moderno, la conectividad es el sistema nervioso central. Desconectar la telemetría a menudo implica renunciar a funciones como la navegación conectada o las actualizaciones de software, convirtiendo tu flamante coche inteligente en uno «tonto» y desactualizado. Los fabricantes te ponen entre la espada y la pared: o cedes tus datos o te quedas sin servicios.
Aunque la solución completa no está en nuestras manos, sí podemos tomar pequeñas medidas para mitigar el espionaje. Revisa la configuración de privacidad del sistema multimedia, aunque las opciones suelen ser limitadas. Sé consciente de las aplicaciones que instalas en el coche y los permisos que les concedes. Limitar las aplicaciones que conectas al automóvil es una de las pocas medidas que el usuario puede tomar activamente para reducir la exposición.