«Si tu tortilla de Betanzos está cuajada, no es de Betanzos»: un chef coruñés zanja el debate de una vez por todas

Cuajarla por completo se considera una traición a la receta original, ya que la convierte en una simple tortilla española. Solo se elabora con ingredientes de máxima calidad: patata Kennebec gallega, huevos camperos, aceite de oliva virgen extra y sal.

Si tu tortilla de Betanzos está cuajada, no es de Betanzos. Esta afirmación, que suena a sentencia, resuena en las cocinas de toda Galicia y zanja un debate que parecía eterno. Porque en cuestión de tortillas, y más si hablamos de la joya de la corona coruñesa, no hay medias tintas. ¿Te atreves a descubrir por qué su corazón líquido es innegociable y por qué cualquier otra versión es simplemente una imitación más o menos lograda?

El viaje al corazón de este manjar betanceiro es un camino solo para valientes, para quienes entienden que la perfección a veces es un equilibrio inestable y delicioso. Hay quien la mira con recelo, pero la cremosidad casi líquida de su interior es la firma irrenunciable de su autenticidad, un rasgo que la eleva de simple plato a experiencia culinaria. Sigue leyendo y prepárate para entender el verdadero secreto que esconde la mejor tortilla del mundo.

¿QUÉ HACE QUE UNA TORTILLA SEA «DE BETANZOS» Y NO OTRA COSA?

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Adentrarse en la receta original de Betanzos es aceptar un dogma de fe con muy pocos ingredientes, pero de una calidad excepcional. No hay trampa ni cartón, solo el producto en su máxima expresión, donde la patata gallega de la variedad Kennebec se fríe lentamente hasta quedar blanda pero no dorada. Es el primer mandamiento para empezar a hablar el mismo idioma culinario y respetar la tradición que la hizo famosa en toda España.

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El segundo pilar de esta joya de la gastronomía gallega reside en su ADN, en su origen geográfico y en el orgullo de un pueblo. No es solo una receta, es el emblema de una comarca, por eso la verdadera tortilla de Betanzos solo puede llamarse así si respeta el legado de sus creadores. Llamar a cualquier tortilla amarillenta y compacta por este nombre es, para un gallego, poco menos que un insulto a su cultura.

EL SECRETO NO ESTÁ EN LA MASA, SINO EN EL CORAZÓN LÍQUIDO

Exploramos La Clave De Su Textura, Ese Interior Fundente Que La Convierte En Un Plato Absolutamente Icónico De Galicia. Fuente: Freepik
Exploramos La Clave De Su Textura, Ese Interior Fundente Que La Convierte En Un Plato Absolutamente Icónico De Galicia. Fuente: Freepik

Lo que para muchos es un punto de «poco hecha», para los defensores de la ortodoxia es la cima de la perfección. Hablamos, cómo no, de esa cascada dorada que se desparrama por el plato al abrirla, ya que el huevo apenas se cuaja durante unos segundos en la sartén para mantener toda su jugosidad. Esa es la magia de la elaboración de Betanzos, un equilibrio que se consigue con una técnica depurada y sin miedo.

El secreto para conseguir esa textura inconfundible reside en un golpe de fuego y en la rapidez del cocinero. La sartén debe estar muy caliente para sellar el exterior al instante, y la vuelta debe ser un movimiento rápido y preciso que impida que el calor penetre en el interior. Solo así se consigue esa dualidad de texturas que ha convertido a la tortilla de Betanzos en una leyenda culinaria reverenciada por los grandes chefs.

LA «HEREJÍA» DE CUAJARLA: ¿POR QUÉ OFENDE A LOS PURISTAS?

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Pedir que te pasen un poco más la tortilla en Betanzos es como pedir un Rioja con cubitos de hielo en Haro: una ofensa a la tradición. No se trata de gustos personales, sino del respeto a una receta centenaria, porque cuajar por completo el huevo destruye la esencia misma del plato y lo convierte en una tortilla española convencional. Es una línea roja que ningún betanceiro de pro estaría dispuesto a cruzar.

Esta defensa a ultranza de su identidad no es un capricho, es una declaración de principios. Para los puristas de este tesoro culinario de A Coruña, la discusión no admite matices, ya que permitir que se sirva cuajada bajo el mismo nombre devalúa la marca y confunde al comensal. Sería como aceptar que una paella con chorizo es simplemente una «variación», cuando en realidad atenta contra los fundamentos de la receta.

MÁS ALLÁ DE LA PATATA Y EL HUEVO: LOS OTROS PROTAGONISTAS

Descubrimos Que, Aunque Parezca Una Receta Simple, Hay Otros Elementos Cruciales Para Alcanzar La Perfección En La Tortilla De Betanzos. Fuente: Freepik
Descubrimos Que, Aunque Parezca Una Receta Simple, Hay Otros Elementos Cruciales Para Alcanzar La Perfección En La Tortilla De Betanzos. Fuente: Freepik

Si la patata y el huevo son los reyes de la función, el aceite de oliva virgen extra es el director de orquesta. Su papel va mucho más allá de ser un simple medio para freír, pues un aceite de calidad aporta aromas y matices que enriquecen el sabor final de la famosa tortilla casi líquida. Usar un aceite de baja calidad o reutilizado en exceso es el camino más rápido para arruinar una materia prima excepcional.

Y en esta ecuación de la perfección, no podemos olvidarnos de dos actores secundarios que pueden cambiarlo todo: la sal y la sartén. El punto exacto de sal es fundamental para realzar el sabor del huevo y la patata, pero una sartén de hierro bien curada, que no se pegue, es el verdadero campo de juego donde se gana la partida. Es el utensilio que, con el uso y el tiempo, adquiere el alma necesaria para este plato estrella de la comarca.

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UN DEBATE ZANJADO: EL VEREDICTO FINAL DE LA TRADICIÓN

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La próxima vez que te encuentres ante una, haz la prueba: hinca el tenedor en su centro y observa. Si no hay un río dorado esperando para inundar tu plato, podrás disfrutar de una tortilla española muy rica, pero la auténtica tortilla coruñesa exige esa alma líquida que la hace única e irrepetible. No es una opción, es su definición, su partida de nacimiento y la razón de su merecida fama.

Así que el debate, en realidad, nunca existió para quienes entienden su historia. La tradición no es un menú a la carta donde elegir el punto de cocción, sino un legado que se protege, donde la tortilla de Betanzos es la celebración de la sencillez llevada a su máxima expresión de jugosidad. Disfrutarla es aceptar sus reglas, cerrar los ojos y dejar que su corazón casi deshecho te conquiste para siempre, sin discusiones.

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