La memoria es como un músculo: si no se usa, se oxida. Pero no basta con hacer sudokus o aprenderse listas interminables de palabras, porque eso, aunque ayuda, no es la clave. Muchas veces, lo que necesita nuestro cerebro para recordar mejor es justo lo que menos practicamos. El reto está en incorporar pequeños hábitos que, casi sin darte cuenta, transforman tu capacidad para retener y recuperar información.
Y lo más curioso es que la mayoría de estos ejercicios para entrenar la mente no requieren horas de esfuerzo, sino momentos bien aprovechados. La memoria mejora cuando se combina estimulación mental, movimiento y emociones positivas. El truco está en convertirlos en parte de tu vida diaria, como quien se cepilla los dientes o prepara el café de la mañana.
2EL PODER DEL MOVIMIENTO

El cerebro y el cuerpo están más conectados de lo que creemos. Caminar, bailar o incluso hacer estiramientos suaves mientras repasas información favorece que la retengas mejor. El flujo sanguíneo extra que provoca el ejercicio físico nutre las áreas cerebrales encargadas de la memoria. No hace falta correr una maratón: basta con moverte un poco antes de ponerte a estudiar o repasar.
Algunos estudios señalan que una caminata corta justo después de aprender algo aumenta la probabilidad de recordarlo más tarde. Incluir actividad física ligera en tu rutina diaria es uno de los ejercicios más simples y efectivos para ejercitar la memoria. Además, es gratis y no requiere equipamiento especial.