Todos hemos vivido esta experiencia alguna vez al cruzar la puerta. Entras en una habitación con una idea clara en la cabeza y, en el momento exacto en que traspasas el umbral, tu mente queda en blanco. No es falta de memoria ni un problema neurológico. La ciencia lo llama «efecto umbral» y resulta ser uno de los mecanismos más fascinantes de nuestro cerebro.
Este fenómeno, lejos de ser un fallo del sistema, es en realidad una estrategia perfectamente diseñada por nuestra mente para gestionar la información. Cada vez que cambiamos de ambiente, el cerebro interpreta que hemos terminado una tarea y comienza otra nueva. Así que, si alguna vez te has preguntado por qué olvidas lo que ibas a hacer justo al cruzar la puerta, aquí está la explicación.
3Por qué el cerebro necesita borrar ciertos recuerdos al cambiar de espacio

El modelo de «horizonte de eventos» explica por qué este fenómeno es en realidad beneficioso para los seres humanos. Según esta teoría, el cerebro divide la información en segmentos asociados a cada contexto para evitar una sobrecarga de datos. Lo más curioso es que ni siquiera hace falta cruzar la puerta físicamente para que el «efecto umbral» ocurra. Basta con imaginarlo. Varios estudios han demostrado que el simple hecho de visualizar un cambio de escenario activa el mismo mecanismo de olvido.
Aunque muchas personas temen que estos lapsus sean señal de problemas de memoria, como el Alzheimer o la demencia, la realidad es que el «efecto umbral» afecta por igual a jóvenes y mayores. No es un síntoma de deterioro cognitivo, sino una función natural del cerebro para mantenerse organizado. Como bien dijo Friedrich Nietzsche, «el olvido es una facultad positiva en el más estricto sentido, un garante del orden y la calma».
De hecho, este mecanismo empleado por el cerebro de forma natural, tiene una utilidad práctica y es que nos ayuda a adaptarnos rápidamente a nuevas situaciones. Si el cerebro no «borrara» ciertos datos al cambiar de espacio, estaríamos constantemente distraídos por recuerdos irrelevantes. Entender el «efecto umbral» puede ayudarnos a mejorar nuestra productividad. De este modo, si necesitas recordar algo importante, evita cambiar de habitación hasta que lo hayas hecho. Otra estrategia útil para que no se te olvide nada al cruzar la puerta, es verbalizar en voz alta tu intención antes de moverte: «Voy a la cocina a coger las llaves».
Además, el fenómeno del «efecto umbral» explica por qué a veces nos cuesta reconocer a alguien en un lugar inesperado. El cerebro busca pistas contextuales para identificar a las personas, y si el entorno no coincide con lo habitual, puede producirse ese incómodo «¿dónde te he visto antes?».