Especial 20 Aniversario

Guía de viajes jubilada revela la ruta volcánica de La Garrotxa: «Septiembre es el mes perfecto para caminar sin sudar, te lo aseguro»

Hay un rincón de La Garrotxa que se transforma por completo cuando el calendario abandona el bullicio de agosto y se adentra en la calma dorada de septiembre. Es un secreto a voces entre los que conocen bien sus senderos, una confidencia que una vieja guía de viajes, ya retirada de mapas y grupos, me susurró un día con una sonrisa cómplice. Olvídate de las multitudes y del calor sofocante. La verdadera magia de esta tierra de volcanes dormidos se revela ahora, cuando el aire se vuelve más nítido y el paisaje adquiere una paleta de colores imposible.

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La promesa de esta escapada es sencilla pero poderosa: redescubrir el placer de caminar sin prisas, en un entorno que parece sacado de un cuento. Esta comarca de Girona es mucho más que una postal; es una experiencia que te reconcilia con la naturaleza y contigo mismo. Y el momento es ahora, porque septiembre ofrece una tregua climática ideal, con temperaturas suaves y una luz que embellece cada rincón del parque natural. Es la oportunidad perfecta para adentrarse en sus bosques y cráteres sin el agobio del verano, siguiendo una ruta que te cambiará la forma de ver el otoño.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO DEL OTOÑO INCIPIENTE

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Seamos sinceros: planear una ruta de senderismo en pleno verano puede convertirse en una prueba de resistencia más que en un placer. El sol castiga, el sudor nos acompaña a cada paso y las fuentes de agua se convierten en un espejismo deseado. Sin embargo, la comarca de La Garrotxa guarda un as en la manga para los que saben esperar. La llegada de septiembre es como un suspiro de alivio para la tierra. Es el momento en que la naturaleza se despereza del letargo estival y se viste con sus mejores galas antes del reposo invernal, regalando una atmósfera única que no encontrarás en ninguna otra época del año.

Los caminos, antes abarrotados de turistas, recuperan su silencio. El aire fresco de la mañana te invita a empezar la jornada con energía, y las tardes se alargan lo justo para disfrutar de un atardecer espectacular sin el bochorno pegajoso de julio. Para cualquier amante del senderismo en Cataluña, este mes es un regalo. La experiencia de recorrer el Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa en este periodo es completamente diferente. Se convierte en un paseo revitalizante, un diálogo íntimo con un paisaje que parece diseñado para calmar el espíritu y despertar los sentidos.

LA FAGEDA D’EN JORDÀ: UN BOSQUE SACADO DE UN CUENTO

El corazón de cualquier ruta por La Garrotxa es, sin duda, la Fageda d’en Jordà. Y si este lugar es mágico en cualquier estación, en septiembre alcanza una dimensión casi mística. No es un hayedo cualquiera. Lo que lo hace único y casi milagroso es su ubicación. Olvídate de las altas montañas donde suelen crecer estas especies. Este bosque, un espectáculo de silencio y luz, creció sobre la colada de lava enfriada del volcán Croscat, una anomalía geológica que lo convierte en un paraje único en la península ibérica. Caminar por aquí es hacerlo sobre un mar de fuego petrificado.

El poeta Joan Maragall ya se sintió sobrecogido por su belleza y le dedicó uno de sus poemas más célebres, y no es para menos. Los rayos de sol se filtran a través de las altas copas de las hayas, creando un juego de luces y sombras que parece transportarte a otra realidad. En esta época del año, las primeras hojas empiezan a caer, creando una alfombra crujiente bajo tus pies. Esta escapada a Girona no estaría completa sin perderse, literalmente, por sus senderos señalizados. El silencio solo es interrumpido por el murmullo del viento entre las hojas, una banda sonora que te acompañará en un paseo inolvidable.

CAMINAR DENTRO DE UN VOLCÁN (Y NO QUEMARTE)

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Por supuesto, un viaje a la zona volcánica más importante de la península tiene que incluir una visita a sus protagonistas. Y en La Garrotxa puedes hacer algo que suena a proeza: caminar por el interior de un cráter. El volcán de Santa Margarida es la imagen más icónica del parque. Su cono perfecto, cubierto por un manto de vegetación, esconde una sorpresa en su centro. Tras un agradable ascenso por un sendero sombreado, llegarás al cráter y, en medio de la hondonada, encontrarás una pequeña ermita románica, un símbolo de la convivencia entre la fe y la fuerza de la naturaleza.

No muy lejos de allí se encuentra su vecino, el Croscat, que ofrece una visión completamente diferente y sobrecogedora. Durante años, sus laderas fueron explotadas como cantera, dejando al descubierto sus entrañas. Hoy, esa herida se ha convertido en un aula de geología al aire libre. Un espectacular corte en el terreno muestra las diferentes capas de materiales volcánicos, con sus tonalidades rojizas y negruzcas, un libro abierto que nos cuenta la historia de su violenta erupción. Contemplar este gigante «despellejado» te hace sentir la inmensa potencia de la tierra que pisas en La Garrotxa.

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SANTA PAU Y OTROS PUEBLOS DONDE EL TIEMPO SE DETUVO

Pero el encanto de La Garrotxa no reside solo en su imponente naturaleza. Salpicando el paisaje verde y ondulado, aparecen pueblos que parecen detenidos en la Edad Media, lugares donde la piedra es la protagonista y el ritmo de vida invita a la calma. Santa Pau es la joya de la corona. Pasear por su núcleo antiguo es un viaje en el tiempo. Su plaza porticada, el castillo del siglo XIII y sus callejuelas empedradas y estrechas te envuelven en una atmósfera de cuento. No es de extrañar que este pueblo haya sido declarado Conjunto Histórico-Artístico por su increíble estado de conservación.

Más allá de Santa Pau, la comarca está llena de otros tesoros como Besalú, con su majestuoso puente románico, o Castellfollit de la Roca, un pueblo que desafía al vértigo al estar construido sobre un impresionante risco basáltico. Cada uno de estos lugares merece una parada sin prisas, un café en una terraza tranquila y un paseo sin rumbo fijo. Este tipo de turismo rural en Cataluña te permite combinar la actividad física del senderismo con la inmersión cultural. El contraste entre la naturaleza salvaje de los volcanes y la belleza serena de estos pueblos es lo que hace de La Garrotxa un destino tan completo.

EL SABOR DE LA TIERRA Y EL SECRETO DE UN VIAJE PERFECTO

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Un viaje no está completo hasta que no se saborea, y en La Garrotxa la gastronomía está íntimamente ligada a su tierra volcánica. La fertilidad de sus suelos da lugar a productos de una calidad excepcional. El plato estrella son los fesols de Santa Pau, una pequeña y delicada alubia que tiene su propia Denominación de Origen Protegida. Probarlos en uno de los restaurantes locales es una obligación. Pero la cocina de la comarca va mucho más allá, con embutidos artesanales, setas de temporada y la famosa «patata de Olot». La gastronomía local es una forma más de conectar con el paisaje y la cultura de la zona.

Al final del día, cuando las piernas pesan un poco y la memoria está llena de imágenes imborrables, uno comprende el consejo de aquella guía jubilada. Septiembre es, sin duda, el momento. No se trata solo de caminar por La Garrotxa, sino de dejar que La Garrotxa camine por dentro de ti. Es un destino que no te avasalla, sino que te acoge. Más que un viaje, es una cura de humildad ante la majestuosidad de la naturaleza y el encanto de lo sencillo. Y ese, créeme, es el mejor recuerdo que te puedes llevar a casa.

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