Especial 20 Aniversario

¿Le pones cebolla?: un chef gallego zanja el debate sobre la empanada y revela el verdadero secreto de la masa

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El eterno debate sobre la empanada perfecta parece girar siempre en torno a una única y divisiva pregunta: ¿con o sin cebolla? Es la conversación recurrente en cada reunión familiar, la duda existencial que asalta a cualquiera que se enfrente a esta receta tradicional. Lo que pocos saben es que mientras nos perdemos en esa discusión, la verdadera batalla gastronómica se libra en un terreno completamente diferente y mucho más decisivo para el resultado final. Un secreto a voces entre las abuelas gallegas que ahora un reputado chef se ha atrevido a desvelar, cambiando para siempre las reglas del juego.

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Y es que mientras gastamos energía defendiendo nuestra postura sobre la humilde hortaliza, estamos pasando por alto el elemento que de verdad eleva o hunde el plato. Porque, seamos sinceros, el relleno puede ser sublime, pero si la cobertura no está a la altura, la decepción es mayúscula. Pues bien, prepárate, porque el verdadero secreto de la mejor empanada gallega no está en el relleno, sino en la masa y, más concretamente, en un ingrediente que tienes delante de tus narices cada vez que la cocinas y que probablemente acabas desechando.

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EL ORO LÍQUIDO: EL INGREDIENTE SECRETO QUE SIEMPRE TUVISTE EN LA SARTÉN

Fuente: Freepik

Aquí llega la revelación que promete cambiar tu forma de hacer la empanada para siempre. El gran secreto no es un tipo de harina exótica ni una proporción mágica de agua y levadura. El ingrediente estrella es mucho más sencillo y lógico: el aceite sobrante del sofrito del relleno. Sí, ese aceite anaranjado y lleno de sabor que queda en la sartén después de cocinar el atún con los pimientos o la carne con el chorizo. Ese líquido que muchos escurren y tiran por el fregadero es, en realidad, oro puro para la masa.

Utilizar este aceite es lo que marca la diferencia entre una masa de pan sin más y una auténtica masa de empanada gallega. La lógica es aplastante. Al incorporar este aceite, que ha absorbido toda la esencia y los jugos del relleno, a la mezcla de harina, agua y sal, estás haciendo algo revolucionario. En lugar de ser un simple contenedor, la masa se convierte en una continuación del propio relleno, impregnándose de su sabor y color desde el primer momento. Es un truco de aprovechamiento que transforma por completo este manjar de Galicia.

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