Especial 20 Aniversario

La ciencia ya sabe por qué tienes un ‘déjà vu’: la extraña ‘trampa’ que le hace tu cerebro a tu memoria

-

Tener un déjà vu es una de las experiencias más comunes y a la vez más extrañas que podemos experimentar los seres humanos. De pronto, en medio de una situación completamente nueva, te invade una certeza absoluta: esto ya lo has vivido. No es un recuerdo nítido, sino una sensación, es una sensación de familiaridad tan intensa como fugaz que desconcierta a nuestro cerebro por completo y que, durante unos segundos, parece suspender las leyes del tiempo y la lógica. Es una punzada de reconocimiento que nos deja preguntándonos si somos capaces de ver el futuro o si, simplemente, nuestra mente nos está jugando una mala pasada.

Publicidad

Pero, ¿y si te dijera que esa extraña certeza no tiene nada de paranormal y sí mucho de neurociencia? Durante décadas, este fenómeno ha alimentado todo tipo de teorías, desde las vidas pasadas hasta las premoniciones. Sin embargo, los científicos llevan años investigando los mecanismos que se esconden detrás de lo que conocemos como déjà vu, y sus conclusiones son fascinantes. Lejos de ser un portal a otra dimensión, la ciencia cree que este fenómeno es en realidad un pequeño error de procesamiento en el cerebro, una especie de ‘glitch’ o desajuste temporal en el complejo sistema de nuestra memoria. Una trampa que nos tiende nuestra propia mente.

4
EL CEREBRO JOVEN Y CANSADO: ¿QUIÉNES SON MÁS PROPENSOS?

Fuente: Freepik

Curiosamente, el déjà vu no nos afecta a todos por igual. Las estadísticas muestran que es un fenómeno mucho más frecuente en la juventud, especialmente entre los 15 y los 25 años, y su incidencia tiende a disminuir a medida que envejecemos. Esto podría deberse a que el cerebro joven todavía está en pleno desarrollo, con conexiones neuronales que se están consolidando, lo que lo haría más susceptible a estos pequeños desajustes temporales. De hecho, se cree que un cerebro más activo y en constante aprendizaje es más propenso a experimentar estos fallos de procesamiento, como si fuera una consecuencia natural de su propia plasticidad.

Otros factores como el estrés, la fatiga o la falta de sueño también parecen jugar un papel importante. Un cerebro cansado es un cerebro menos eficiente, y sus sistemas de procesamiento de la información pueden volverse un poco más lentos o imprecisos. Es en esos momentos de agotamiento mental cuando somos más vulnerables a que se produzca ese mínimo retraso en la transmisión de señales que origina el déjà vu. Por lo tanto, no es de extrañar que esta experiencia aparezca con más frecuencia en épocas de exámenes o de alta carga de trabajo, cuando nuestra mente está sometida a una mayor presión y necesita un descanso.

Publicidad