La Guardia Civil podría empezar a repartir sustos y sanciones a partir del 1 de enero de 2026, todos los vehículos en España deberán sustituir los tradicionales triángulos de emergencia por balizas V-16 conectadas. Estas luces se colocan en el techo sin necesidad de salir del vehículo, emiten una señal luminosa visible a 1 km, y envían automáticamente la ubicación a la plataforma DGT 3.0, alertando a otros conductores del peligro. El objetivo principal es evitar atropellos, especialmente en vías rápidas.
Sin embargo, esta transición no ha estado exenta de controversia. La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) ha expresado serias dudas sobre su eficacia y seguridad, sí, la Guardia Civil, los organismos se contradicen. Critican que la baliza no sustituye adecuadamente la función preventiva de los triángulos, especialmente en curvas o cambios de rasante, donde no se ve la luz hasta que ya es demasiado tarde. Aseguran que se “van a producir accidentes muy graves”.
Además, un estudio reciente revela que casi la mitad de los conductores aún desconoce la obligatoriedad de la nueva luz, y apenas un 12% sabe que debe ser conectada y homologada, ¿a qué se debe este desconocimiento?. La falta de información amenaza con repetir el caos vivido en 1999 con la imposición de los triángulos, cuando la demanda superó con creces la oferta.
Ante este escenario, la polémica es bastante comprensible. Estamos ante un cambio cultural y tecnológico en la señalización de emergencia, que busca adaptarse a los tiempos y reducir riesgos, además estamos hablando del uso de una nueva herramienta. La idea de no tener que salir del vehículo es, sin duda, un avance. Pero la implementación ha dejado flecos sueltos, por ejemplo, falta de campañas informativas, dudas técnicas (¿y en motos?, ¿y sin techo metálico?), y una sensación de improvisación que alimenta la desconfianza.
La crítica de la AUGC es útil si ayuda a mejorar el dispositivo, no si siembra el pánico sin ofrecer alternativas. Y la DGT debe actuar ya: informar mejor, aclarar dudas técnicas y asegurar que las balizas estén disponibles a buen precio y con garantías. Porque lo que está en juego no es una luz… sino la seguridad de todos en la carretera.
La luz V-16 sustituirá a los triángulos de emergencia y muchos conductores aún no lo saben

A partir del 1 de enero de 2026, todos los conductores deberán llevar obligatoriamente en su vehículo una baliza luminosa V-16 en lugar de los tradicionales triángulos de emergencia, un cambio que se ha venido anunciando con tiempo. Esta medida, que busca aumentar la seguridad vial y reducir el riesgo de atropellos en caso de avería, forma parte de una normativa que ya está publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), pero que aún genera confusión entre los ciudadanos.
Pese a la cercanía del plazo (la medida se ha anunciado con tiempo suficiente), una gran parte de la población desconoce que este dispositivo será imprescindible en apenas unos meses. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha iniciado campañas informativas, pero la realidad es que muchos conductores siguen sin saber qué es exactamente la luz V-16, dónde se consigue o cómo se utiliza.
Este desconocimiento generalizado, como le han denominado algunos sectores, puede suponer un problema serio a corto plazo, ya que la falta del dispositivo implicará sanciones económicas. Mientras tanto, asociaciones del sector advierten que la escasa divulgación puede desembocar en un «susto» colectivo a medida que se acerque la fecha límite.
La Guardia Civil advierte: se avecinan sanciones para quien no cumpla con la nueva normativa

La Guardia Civil ha empezado a alertar en redes sociales y en controles rutinarios sobre la inminente entrada en vigor de esta obligación. Quienes no cuenten con una luz V-16 homologada y conectada a la red de la DGT a partir de 2026 se enfrentarán a sanciones económicas de hasta 200 euros. No se trata de una advertencia menor: este nuevo protocolo sustituye completamente al uso de los triángulos, por lo que ignorar la norma equivaldrá a no cumplir con las condiciones mínimas de seguridad vial.
Además, las autoridades han dejado claro que no valdrá cualquier luz V-16. El dispositivo deberá estar homologado y equipado con tecnología de geolocalización, y quizás este es el dato menos conocido por los conductores, el tema de la geolocalización, que permitirá así a la DGT conocer la ubicación exacta del vehículo detenido. Esto no solo facilita la atención rápida en caso de emergencia, sino que también permite una mejor gestión del tráfico. La falta de claridad sobre qué modelos cumplen con estos requisitos podría ser, en sí misma, otra fuente de sanciones.
Desinformación y críticas: crece la polémica en torno al dispositivo obligatorio desde enero de 2026

A medida que se acerca la fecha límite, surgen voces críticas y “asustadas” que denuncian falta de transparencia y escasa información por parte de la administración, a estas alturas del partido este argumento pierde validez. Muchos ciudadanos aseguran no haber oído hablar nunca del nuevo sistema o no entender por qué se reemplaza el método tradicional de señalización.
La crítica más repetida es que se está exigiendo un gasto adicional (en algunos casos de más de 50 euros) sin haber facilitado mecanismos suficientes para su adquisición o información clara sobre su funcionamiento. Desde el sector automovilístico también se alzan dudas sobre la implementación técnica del sistema.
Algunas marcas aún no disponen de dispositivos certificados con conexión a la plataforma DGT 3.0, lo que podría generar problemas de abastecimiento a medida que se acerque la fecha de obligatoriedad, por lo que es recomendable iniciar la búsqueda del dispositivo con tiempo y sobre todo manejar la información técnica necesaria para seleccionar el dispositivo correcto, ya que existen diferentes marcas en el mercado.