Era una noche en Madrid en el año 2002 y Pedro Erquicia, veterano periodista de RTVE, no imaginaba que su cena reuniría al futuro rey Felipe VI y a una reportera que cambiaría la monarquía española. Entre copas y risas, Felipe de Borbón soltó una frase que hizo tambalear el protocolo: «Si quieres, podemos trasladar tu piso a mi dormitorio. Si lo apretamos un poco, igual hasta entra en el vestidor».
Letizia Ortiz, dueña de un modesto estudio de 80m² en Valdebernardo, respondió con una carcajada que marcó el inicio de un reinado. Hoy, dos décadas después, aquel chiste sigue revelando secretos del matrimonio más impredecible de la Casa Real.
3Los objetos que cuentan la historia entre Felipe y Letizia

La decoración del Pabellón es un mapa del amor entre Felipe y Letizia. En el despacho del rey cuelga un retrato suyo pintado por Hernán Cortés Moreno, pero sobre la chimenea domina un óleo de la reina Sofía firmado por Alcaraz. «Es su guiño a la madre que lo educó entre protocolo y cariño», explica un experto en patrimonio real citado por Lecturas. En el vestidor de Letizia -aquel que «podría albergar su piso» según la broma inicial- hay dos elementos reveladores:
- Un armario acorazado donde guarda las tiaras históricas (como la de flores de lis de la reina Victoria Eugenia).
- Un perchero con chaquetones de Zara y bolsos de Massimo Dutti, marcas que usa en su vida cotidiana.
Pero el símbolo más potente está en la cocina: una vajilla completa de San Claudio, la firma asturiana que Letizia eligió para los almuerzos familiares. «Es su forma de mantener un pie en la realidad», comenta un exempleado de la Casa Real citado por el mismo medio. «Cuando las princesas rompen un plato, no es una pieza del siglo XVIII. Son 15 euros en El Corte Inglés».