A lo largo de la historia, los tsunamis han demostrado ser una de las fuerzas naturales más devastadoras del planeta. Al contrario de lo que sucede con las olas comunes, que genera el viento, estos fenómenos tienen lugar como consecuencia de perturbaciones masivas que desplazan la columna de agua de forma vertical. Este es el caso de deslizamientos de tierra, terremotos submarinos o erupciones volcánicas, entre otros.
Este tipo de fenómenos crean olas que, en aguas profundas, viajan a velocidad que pueden alcanzar incluso los 800 km/h, con longitudes de onda de 100 a 200 kilómetros. Aunque al acercarse a la costa pierden velocidad, ganan altura y tienen un alto potencial destructivo.
7LA GRAN CATÁSTROFE DEL TSUNAMI DE 2011 EN JAPÓN

El 11 de marzo de 2011 un terremoto de 9,0 en la escala Richter generó un nuevo tsunami que azotó Japón, con olas de 40 metros que arrasaron la costa de Tohoku. En Sendai, el agua avanzó 10 kilómetros hacia adentro, acabando con barrios enteros.
Además, el tsunami inutilizó los sistemas de refrigeración de la central nuclear de Fukushima, provocando fusiones parciales en tres reactores. Fue el primer desastre «natural-tecnológico» de la historia, cobrándose 20.000 víctimas y provocando 160.000 evacuados por radiación. Japón decidió crear muros antitsunami de 12 metros para protegerse.