Especial 20 Aniversario

El límite de alcohol para conductores novatos: más estricto de lo que crees

-

La relación entre el alcohol y el volante está llena de mitos, de frases hechas y de una peligrosa picaresca que todos hemos oído alguna vez en una sobremesa. «Yo controlo», «si es solo una cerveza», «por una no pasa nada». Son mantras repetidos hasta la saciedad, especialmente en esas primeras noches de verano con el carnet recién estrenado, cuando las llaves del coche en el bolsillo pesan como un trofeo a la libertad. Sin embargo, lo que muchos chavales y no tan chavales desconocen es que la ley no les trata igual que al resto. Detrás de esa aparente confianza, muchos conductores noveles desconocen que la tasa de alcoholemia permitida para ellos es mucho más dura. Un detalle que puede convertir una noche de celebración en una pesadilla legal y económica.

Publicidad

Esta diferencia no es un tecnicismo sin importancia; es una frontera que puede cruzarse con una facilidad pasmosa, casi sin darte cuenta. Y el problema es que la mayoría se entera de esta realidad en el peor momento posible: en medio de un control, con las luces azules parpadeando y el corazón en un puño. Porque para ese colectivo, el margen de error es mínimo, casi inexistente. La ley entiende que la inexperiencia es un factor de riesgo demasiado alto como para añadirle el efecto de las bebidas alcohólicas. Por eso, para los conductores noveles el margen legal es casi inexistente y la filosofía que se aplica es, en la práctica, la de la tolerancia cero. ¿Crees que conoces el límite? Sigue leyendo, porque es muy probable que te equivoques.

3
MITOS Y REALIDADES: ¿CUÁNTO ES REALMENTE 0,3 G/L?

Fuente Pexels

Aquí llega la pregunta del millón: ¿a cuánto equivale esa cifra en copas? Y la respuesta es tan simple como alarmante: a muy, muy poco. El viejo mito de «una cerveza no da positivo» se desmorona por completo para un conductor novel. Dependiendo de factores como el peso, el sexo, si se ha comido antes o la propia graduación de la bebida, un simple botellín de cerveza, una copa de vino o un «corto» pueden ser más que suficientes para superar esos 0,15 mg/l en aire y dar la nota en un control. La absorción del alcohol no es una ciencia exacta y varía enormemente de una persona a otra. Intentar calcularlo es jugar a la ruleta rusa con tu carnet y tu seguridad.

Por eso, todos esos trucos que circulan por internet o en las conversaciones de bar para bajar la tasa de alcoholemia son completamente inútiles y peligrosos. Ni masticar granos de café, ni beber agua, ni hacer ejercicio, ni por supuesto, esperar un rato. El alcohol sigue un proceso metabólico en el hígado que no se puede acelerar. La única certeza, la única regla que nunca falla, es que si vas a conducir, la cantidad segura de alcohol que puedes consumir es cero. Sin matices. Sin excepciones. Por este motivo, no existe ninguna fórmula mágica para calcular cómo afectará el alcohol a tu cuerpo, y la única forma de garantizar un resultado negativo en un control de alcoholemia es no haber bebido absolutamente nada.

Publicidad
Publicidad