El verano no solo trae consigo días más largos y calurosos. También implica una ruptura con las rutinas habituales, especialmente en el caso de los niños. Entre campamentos, viajes y más tiempo libre, es fácil que su alimentación se vea alterada, según dio a conocer la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Sin embargo, con algunos hábitos simples —y un poco de imaginación— es posible cuidar lo que comen sin perder la esencia de esta época tan especial.
¿Lo mejor? los expertos de la OCU aseguran que el verano puede ser una gran oportunidad para inculcar buenos hábitos alimentarios. La clave está en el enfoque: convertir la alimentación en un momento de conexión familiar, diversión y descubrimiento de sabores. En este artículo te contaremos cuáles son los concejos de los expertos para mejorar la dieta infantil en verano.
1OCU: Una temporada para reconectar

Durante el año escolar, las prisas son protagonistas. Desayunos a las carreras, meriendas improvisadas y cenas tardías. En cambio, el verano ofrece la posibilidad de ralentizar el ritmo. Según la OCU, este periodo puede ser ideal para mejorar los hábitos alimentarios, sobre todo si se convierte en una actividad compartida.
Muchos padres desconocen el impacto que tiene su propio comportamiento a la hora de comer. Cuando los adultos mantienen una dieta variada y equilibrada, los niños tienden a imitar esas decisiones. No se trata de repetir discursos sobre lo que es sano o no, sino de mostrarlo con hechos. Un padre que come fruta con naturalidad o que prepara una ensalada con entusiasmo está educando sin decir una palabra.
La nutricionista Ana Saldaña también hace hincapié en el poder del ejemplo. “Es muy importante que los pequeños vean a sus padres disfrutar de cada alimento. Si ellos rechazan un vegetal, lo más probable es que sus hijos hagan lo mismo. En cambio, si muestran curiosidad y placer al comerlo, los niños se sienten más motivados a probar”.