En plena temporada de decisiones estudiantiles, con miles de jóvenes revisando sus notas de la EBAU, (también EVAU o PAU), y valorando su futuro académico, hay una carrera universitaria que apenas figura en las listas de deseos, pero que ofrece algo que pocos estudios garantizan: trabajo estable asegurado al terminar. Esta no es la usual carrera de Administración y Dirección de Empresas (ADE), Ingeniería, o Derecho. Se trata de una opción que sigue pasando desapercibida, a pesar de sus múltiples salidas laborales.
Las cifras de empleabilidad respaldan esta afirmación: quienes se gradúan en estas carreras encuentran trabajo casi de inmediato. Según datos recientes, la tasa de inserción laboral de estos titulados se sitúa cerca del 100 %, una cifra prácticamente imposible de igualar en comparación con otras disciplinas universitarias. A pesar de ello, la demanda para entrar en esta carrera sigue siendo baja.
3Sueldo medio y salidas profesionales

Otra razón para considerar esta carrera universitaria este año es el nivel salarial. El sueldo medio de un ingeniero agrónomo en España ronda los 33.000 euros anuales, según datos recopilados por Glassdoor. La cifra puede aumentar con la experiencia, la especialización o si se trabaja en grandes compañías del sector alimentario.
Pero más allá del sueldo neto, lo que atrae a muchos de los que finalmente optan por estudiar la carrera universitaria de Ingeniería Agrónoma, también conocido como Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria, es la versatilidad de su formación. Pueden trabajar tanto en empresas privadas como en administraciones públicas, o incluso apostar por un emprendimiento agrícola o agroindustrial.
Para desempeñarse como ingeniero agrónomo de forma oficial en España, tras finalizar la carrera, se requiere cursar un máster habilitante, lo que suma un año adicional de estudios. A pesar de sus ventajas, esta carrera universitaria de Ingeniería Agrónoma, también conocida como Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria, sigue sin figurar entre las más populares entre los jóvenes.
Las razones pueden estar relacionadas con el desconocimiento, los prejuicios sobre el trabajo en el campo o la escasa proyección del sector agroalimentario en los medios y redes. También puede influir que los jóvenes tienden a encantarse por carreras más urbanas, digitales o con una imagen más moderna.