Cuando salió del nido del Real Madrid en 2018, Luka Doncic (Liubliana, 26 años) seguía siendo un chiquillo. Sobresalía su sonrisa tímida e imberbe que aderezaban la mirada de un chaval sin edad legal para comprar alcohol en Estados Unidos pero capaz de dominar el baloncesto europeo a su gusto. Así lo advirtieron los Dallas Mavericks, quien se apresuró a llamarlo para su primera aventura en la NBA.
Un Luka Doncic que luego de cerrar la temporada regular en la NBA de la mano ahora de los Lakers está triunfando en la mejor liga del mundo, a pesar de que parte de los entendidos de este deporte dudaban de ello cuando aterrizó en Estados Unidos. Incluso hace solo unos meses atrás, cuando puso un pie en el Crypto Arena, antes conocido como Staples Center. Los patrocinadores, ya saben.
Con Luka Doncic nadie sabe donde está su verdadero límite
Un joven esloveno, muy tímido fuera de la pista pero con una personalidad única dentro del parqué, que nadie sabe donde está su verdadero límite, pero él mismo tendrá el poder de decidir hasta donde quiere llegar.
El esloveno pertenece a esa clase de jugadores que son los elegidos, nadie sabe si por su talento o por una inspiración divina que los hace ser indestructibles. Remontándonos a 2018, fue escogido en el draft en el tercer puesto, como Pau Gasol en 2001, por los Atlanta Hawks, para minutos después realizar un traspaso con los verdaderos afortunados del sorteo más importante del año: los Dallas Mavericks.
Una felicidad escondida, con un rostro gélido y con una tranquilidad pasmosa se fotografía con su nueva camiseta. 7 años después, con el fichaje mediático más importante de la NBA en los últimos años, el genio de Liubliana solo ha hecho méritos para creer en que una leyenda está en camino y que la presión, el miedo y las críticas no van con él.

Un talento sobrenatural al que las murmuraciones no le encogieron
Elevado por una visión de juego única y un talento sobrenatural para liderar a la franquicia tejana, Doncic confirmó desde el primer día lo que no todos supieron ver: había llegado para dominarlos a todos. El esloveno cerró su primer curso en la liga regular con números de All-Star (21 puntos, ocho rebotes y seis asistencias de media), privilegio del que únicamente fue privado por su condición de novato llegado desde el extranjero.
A punto de afrontar la que será su octava campaña en la mejor liga del mundo, Doncic forma parte de Los Ángeles Lakers, franquicia en la que recaló el pasado mes de febrero tras protagonizar uno de los movimientos más sorprendentes e inesperados de la historia del deporte norteamericano.
El octavo año de Doncic en la NBA, ahora vestido con la camiseta de Los Angeles Lakers
Nico Harrison, gerente de los Mavericks y autor moral de una operación que todavía hoy conmociona a la ciudad de Dallas, filtró a los medios especializados que la decisión de prescindir de Doncic había girado en torno a dos pilares fundamentales: su forma física, agravada por los malos hábitos; y sus carencias como defensor.
Tiene más mérito aún que no se escuche nada del número uno de aquel Draft, DeAndre Ayton, quien comparte vestuario con Luka. El de Bahamas ha estado viviendo a la sombra del ’77’ sin tener un remedio para evitar una situación que cobró fuerza el primer día de la temporada. Tiros ganadores, asistencias mirando al tendido, tapones a los mejores jugadores del planeta, y todo esto con una sonrisa en la cara, como si pareciese fácil.
Con esa losa de mejor prospecto de un draft además lleno de elegidos con los Doncic, Young y Gilgeous-Alexander, Ayton cada vez se vio más señalado por ser supuestamente blando con su falta de físico en defensa y ataque, ni dos tiros libres promediados por partido, amén de otras limitaciones ofensivas.

Todo lo contrario que Doncic. Un Luka Doncic que no ha dejado de crecer y de estar en todas las miradas y en todas las cámaras partido tras partido. De 26 años y formado en el Real Madrid, donde se convirtió en una estrella del baloncesto europeo, Doncic ha sido elegido cinco veces All-Star y la temporada pasada alcanzó con los Mavericks las Finales de la NBA, donde cayeron ante los Celtics.
Jugar al máximo nivel desde los 17 años, consagrarte en la élite de Europa y competir contra las defensas más duras de Europa fue sin ninguna duda un plus para dar el salto a la NBA. Si en su último año en el Real Madrid logró ser el MVP de la Euroliga y de la Liga ACB y con su selección logró el Europeo, no estás en frente de un jugador del montón, más bien ante un talento colosal.
Buscará su primer anillo; pero antes, el Eurobasket
Desde los 16 años viajando con el primer equipo blanco, entrando en la rotación, recibiendo broncas, que han sido claves en su progresión, de su mentor y padre deportivo Pablo Laso, hoy entrenando al Baskonia, que aunque afirmara que no iba a trasnochar para ver a su expupilo no puede estar más orgulloso de la manera en la que está triunfando en Estados Unidos.
La pregunta ahora es si este Doncic, más tonificado, musculado y definido, una nueva versión de quien ya ha sido elegido en el mejor quinteto de la NBA hasta en cinco ocasiones, es suficiente o no para lograr el más difícil todavía; sacudirse las críticas y convertir a los incrédulos camino a su primer anillo de campeón. Antes de todo eso, parará en el Eurobasket 2025, en Polonia, Finlandia, Chipre y Letonia. Estas serán las sedes donde el base afrontará a Eslovenia para intentar realizar la machada en el europeo desde el 27 de agosto.