Todos los organismos interpretan el mundo a través de los sentidos, y la ciencia tiene claro que los cinco más populares (oído, vista, tacto, olfato y gusto) son probablemente insuficientes para poder abordar las diferentes interacciones con el ambiente que nos rodea, y en el intestino puede estar la clave.
Los científicos han conseguido encontrar un «sexto sentido» en el intestino que puede ser clave de cara a conseguir la regulación del apetito, en un descubrimiento que refleja la existencia de un sistema sensorial que permite a los microbios intestinales comunicarse con el cerebro.
5LA INFLUENCIA DEL INTESTINO EN EL COMPORTAMIENTO ALIMENTICIO

Los científicos sometieron a un grupo de ratones a una noche de ayuno y, al día siguiente, le administraron una dosis de flagelina directamente en el colon. La respuesta fue que los animales comieron menos. A otro grupo de roedores manipulados genéticamente a los que se les desactivó el receptor TLR-5 resultó que los animales comían más y ganaban más peso.
Sus investigaciones concluyeron que la flagelina, a través de ese circuito neurobiótico, lanzaba al cerebro señales para frenar el apetito. Cuando se cortaba esa ruta, sin embargo, el mensaje no llegaba y los ratones se volvían obesos. De esta forma, quedó demostrada la influencia de los microbios del intestino en el comportamiento alimenticio.