Cuando pensamos en alimentos hidratantes, frescos y versátiles, la sandía suele llevarse todos los aplausos. Pero la ciencia ha puesto en el centro de atención a un protagonista inesperado: el tomate. Según diversos expertos citados por The New York Times, este fruto rojo no solo supera a la sandía en contenido de agua, sino que también aporta antioxidantes fundamentales para prevenir enfermedades.
Gracias a su sabor, su textura y su capacidad de adaptarse a cualquier tipo de preparación, el tomate ha dejado de ser un simple acompañante de ensaladas para posicionarse como un auténtico aliado de nuestra salud y nutrición. La hidratación, su riqueza en vitaminas y minerales, y su alto contenido de licopeno lo convierten en una joya alimentaria que vale la pena redescubrir.
4Vitaminas, minerales y todo lo que el tomate puede ofrecer

El tomate no se queda solo en el licopeno. También es una fuente excelente de potasio, vitamina K y folato. Pinkin Panchal, dietista y profesora asistente en la Universidad de Rutgers, destaca que un solo tomate grande puede aportar hasta 431 miligramos de potasio, un valor similar al de una banana mediana. Este mineral es fundamental para el funcionamiento muscular, el sistema nervioso y el equilibrio de líquidos en el cuerpo.
El folato, por su parte, es esencial para la división celular y tiene un papel crucial durante el embarazo. La vitamina K, en tanto, contribuye a la coagulación sanguínea y a la salud ósea, dos factores clave en todas las etapas de la vida. Estos nutrientes convierten al tomate en un alimento accesible, completo y recomendable para cualquier grupo etario.