La justicia ha obligado a Ryanair a emitir una disculpa pública por haber difundido información falsa sobre eDreams, a la que acusó durante años de prácticas fraudulentas en la venta de billetes. La aerolínea irlandesa deberá ahora rectificar sus declaraciones en medios de comunicación y en su propia página web, tras una batalla legal que se ha prolongado durante casi una década.
La sentencia, firme y sin posibilidad de recurso, considera probado que Ryanair vulneró el derecho al honor de eDreams con afirmaciones que dañaron su reputación ante clientes y socios del sector. El fallo pone fin a una campaña que tuvo como escenario tanto tribunales como portales digitales, en la que Ryanair intentó desacreditar a la plataforma de viajes online sin pruebas concluyentes.
Ahora, deberá reconocer públicamente que sus acusaciones eran infundadas. La resolución judicial sienta un precedente relevante en cuanto a la responsabilidad de las grandes compañías (sobre todo para la compañía aérea que es conocida por sus polémicas) a la hora de realizar manifestaciones públicas sobre sus competidores, y marca un punto de inflexión en las tensiones históricas entre aerolíneas y agencias digitales.
Una década de acusaciones falsas termina con una sentencia firme contra la aerolínea

Durante más de diez años, Ryanair sostuvo públicamente que eDreams utilizaba tácticas engañosas para vender billetes de avión a través de su plataforma. La aerolínea irlandesa acusó al portal de emplear prácticas “fraudulentas” e incluso afirmó que sus servicios comprometían la experiencia del cliente. Sin embargo, los tribunales han desmontado esas afirmaciones, al considerar que no se sustentaban en pruebas y que tenían un claro ánimo de desprestigiar.
Diez años después, los tribunales españoles han dictado una sentencia firme en la que da la razón a eDreams y obliga a Ryanair a cesar en sus ataques. Según el fallo, la compañía aérea incurrió en actos de competencia desleal y vulneración del derecho al honor. La resolución, además, marca un antes y un después en un conflicto que afectó durante años a la imagen y reputación de la agencia de viajes online.
La Justicia obliga a Ryanair a rectificar en medios y en su propia web

Como parte de la condena, Ryanair tendrá que publicar una rectificación pública en varios medios de comunicación y en su página web. El tribunal exige que la aerolínea reconozca expresamente que sus acusaciones fueron falsas y que no existe ningún fallo judicial que avale sus declaraciones anteriores. La medida busca restaurar el daño causado a la imagen de eDreams y dejar constancia clara ante los consumidores, un objetivo bastante ambicioso, dada la magnitud del daño generado.
Esta obligación de retractación representa una novedad relevante en el ámbito de los litigios empresariales, especialmente cuando las campañas de desprestigio cruzan los límites de la legalidad, vamos que se ha marcado un antes y un después en la historia jurídica. La sentencia pone el foco en la responsabilidad de las empresas a la hora de comunicar y promocionar sus servicios, recordando que la libertad comercial no ampara el uso de información falsa o manipulada con fines competitivos.
El fallo protege el honor de eDreams y lanza un aviso al sector sobre la desinformación comercial

La sentencia no solo repara el daño causado a eDreams, sino que también lanza un mensaje claro al sector y esta es tal vez la parte más destacada de la sentencia y lo marca el hito en la historia judicial; la desinformación no puede formar parte de la estrategia empresarial. En un entorno altamente competitivo como el de los viajes online, las empresas deben velar por una competencia basada en la calidad de los servicios y no en la difamación del rival.
El caso establece un precedente jurídico importante que puede influir en futuras disputas entre operadores del sector y otros sectores donde la competencia empresarial supera los límites “éticamente” establecidos. Al considerar que Ryanair vulneró derechos fundamentales con su campaña de acusaciones infundadas, la Justicia traza una línea roja que obliga a revisar las prácticas de comunicación en el ámbito corporativo, una actividad que no se venía realizando con el detenimiento necesario, tal vez. La protección de la reputación empresarial y del consumidor emerge así como un bien jurídico a salvaguardar frente a posibles excesos publicitarios.