En el último tiempo, una explosión verde y dorada se coló en el corazón de las redes sociales y, de ahí, directo al paladar de miles de personas en todo el mundo. Hablamos del pistacho, el fruto seco que resurgió como estrella indiscutible de la gastronomía gracias al viral “chocolate Dubái”, una golosina artesanal que combina chocolate de alta calidad, crema de pistacho, masa crocante y hasta polvo de oro comestible. Pero este fenómeno, que nació entre lujos orientales, ya está teniendo consecuencias muy reales y tangibles en nuestro país.
Mientras TikTok e Instagram se llenan de videos de reposteros replicando esta golosina brillante y tentadora, el pistacho también se impone como un símbolo de sofisticación y salud. Su color verde, su sabor delicado y su textura cremosa lo transformaron en protagonista tanto de recetas dulces como saladas, y su alto valor nutricional lo posicionó como uno de los alimentos funcionales más recomendados por nutricionistas. Pero, como todo boom, no está exento de riesgos, excesos ni desinformación.
1Del desierto a la vitrina gourmet: la historia milenaria del pistacho

El pistacho es originario de Medio Oriente y su cultivo se remonta a más de 9.000 años. El árbol del pistacho, que rara vez supera los diez metros de altura, prospera en climas cálidos y secos, y por eso se ha adaptado perfectamente a regiones como Irán, Siria, Turquía, Afganistán y, más recientemente, a zonas de Estados Unidos, México, Australia y del sur de Europa, como nuestro país e Italia.
A pesar de su antigüedad, este fruto seco pasó décadas en un discreto segundo plano, opacado por almendras, nueces y maní. Sin embargo, su redescubrimiento vino de la mano de chefs de alta cocina y reposteros de Medio Oriente que supieron aprovechar su color vibrante, su sabor sofisticado y su versatilidad. Así nació el ahora célebre “chocolate Dubái”, que se transformó en el postre más codiciado en redes sociales y que impulsó el retorno global del pistacho con una estética de lujo y abundancia que lo convirtió en símbolo de tendencia.
Ese fenómeno llegó con una fuerza inesperada. Cafeterías, heladerías y pastelerías comenzaron a incluir versiones locales del chocolate con pistacho. Algunos lo fusionan con chocolate blanco o avellanas, y no faltan quienes lo combinan con texturas crujientes de obleas, cereales o frutos secos. A su vez, las dietéticas notaron un repentino incremento de la demanda, al punto de que en algunos locales se registraron faltantes.