En los últimos veranos, cada vez más largos e intensos, el calor ha dejado de ser un simple incordio para convertirse en una amenaza real. Pero mientras ponemos el aire acondicionado o buscamos la sombra de un árbol, muchas veces olvidamos que nuestros compañeros más fieles también sufren —y mucho—. Las mascotas no enfrentan el calor como nosotros, y en un mundo donde los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven moneda corriente, entender cómo cuidarlas puede marcar la diferencia entre el bienestar y una emergencia veterinaria.
Gatos, perros, conejos, aves, reptiles y pequeños roedores: todos reaccionan de forma diferente ante las altas temperaturas. Y si bien su instinto les ayuda a adaptarse, los récords térmicos que se están registrando los superan con facilidad. A continuación, te contaremos qué síntomas alertan de un golpe de calor, qué precauciones tomar y qué errores evitar para que tus mascotas sobrevivan al verano.
3Cómo saber si tu mascota está sufriendo un golpe de calor

Reconocer los síntomas a tiempo es fundamental para evitar consecuencias graves. El golpe de calor puede manifestarse de muchas formas, dependiendo del animal. Pero hay señales universales que deben encender las alarmas.
En perros y gatos, es habitual observar letargo, jadeo excesivo, temblores, respiración acelerada, salivación anormal, inquietud, y pérdida de apetito. Si los síntomas avanzan, pueden aparecer vómitos, diarrea, encías de color violáceo y, en los casos más graves, pérdida de conciencia.
Los conejos no jadean normalmente, por lo que si lo hacen, es un síntoma muy preocupante. Las aves pueden extender sus alas como abanicos, jadear o presentar plumaje erizado. En reptiles, el calor extremo puede producir respiración agitada, desorientación o inmovilidad, aunque se trate de animales acostumbrados al calor. Ante cualquiera de estos signos, los expertos recomiendan acudir de inmediato al veterinario. El tiempo es clave: un golpe de calor no atendido a tiempo puede ser irreversible.