En los últimos veranos, cada vez más largos e intensos, el calor ha dejado de ser un simple incordio para convertirse en una amenaza real. Pero mientras ponemos el aire acondicionado o buscamos la sombra de un árbol, muchas veces olvidamos que nuestros compañeros más fieles también sufren —y mucho—. Las mascotas no enfrentan el calor como nosotros, y en un mundo donde los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven moneda corriente, entender cómo cuidarlas puede marcar la diferencia entre el bienestar y una emergencia veterinaria.
Gatos, perros, conejos, aves, reptiles y pequeños roedores: todos reaccionan de forma diferente ante las altas temperaturas. Y si bien su instinto les ayuda a adaptarse, los récords térmicos que se están registrando los superan con facilidad. A continuación, te contaremos qué síntomas alertan de un golpe de calor, qué precauciones tomar y qué errores evitar para que tus mascotas sobrevivan al verano.
2Los riesgos aumentan con el cambio climático
A medida que el planeta se calienta, las olas de calor son más frecuentes, más intensas y duran más tiempo. Este escenario es especialmente problemático para los animales domésticos, cuyas adaptaciones biológicas sirven para veranos normales, pero no para extremos de 40 grados a la sombra.
“Los animales no hacen frente a las temperaturas extremas como podrían hacerlo en condiciones climáticas estables”, señala José Arce, presidente de la Asociación Médica Veterinaria Americana. Según este especialista, las mascotas pueden sufrir un golpe de calor —una condición potencialmente mortal— si su cuerpo no consigue eliminar el exceso de temperatura a tiempo.
El riesgo se multiplica en ciertos grupos: los perros braquicéfalos (como los carlinos, bulldogs o terriers de Boston) tienen una conformación anatómica que dificulta la exhalación de aire, haciendo que se recalienten más fácilmente. También son especialmente vulnerables los animales mayores, los muy jóvenes, los que padecen enfermedades cardíacas y los que tienen sobrepeso.





