Especial 20 Aniversario

El calor extremo no solo nos afecta a nosotros, sino que también pone en riesgo la salud de nuestras mascotas

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En los últimos veranos, cada vez más largos e intensos, el calor ha dejado de ser un simple incordio para convertirse en una amenaza real. Pero mientras ponemos el aire acondicionado o buscamos la sombra de un árbol, muchas veces olvidamos que nuestros compañeros más fieles también sufren —y mucho—. Las mascotas no enfrentan el calor como nosotros, y en un mundo donde los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven moneda corriente, entender cómo cuidarlas puede marcar la diferencia entre el bienestar y una emergencia veterinaria.

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Gatos, perros, conejos, aves, reptiles y pequeños roedores: todos reaccionan de forma diferente ante las altas temperaturas. Y si bien su instinto les ayuda a adaptarse, los récords térmicos que se están registrando los superan con facilidad. A continuación, te contaremos qué síntomas alertan de un golpe de calor, qué precauciones tomar y qué errores evitar para que tus mascotas sobrevivan al verano.

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¿Por qué el calor extremo es tan peligroso para nuestras mascotas?

¿Por qué el calor extremo es tan peligroso para nuestras mascotas?
Fuente: Agencias

Los animales de compañía no sudan como nosotros. Esa frase, tan sencilla y aparentemente obvia, encierra una de las claves del problema. Mientras los humanos regulamos nuestra temperatura corporal a través del sudor, que se evapora por toda la piel y nos refresca, muchas mascotas tienen mecanismos mucho más limitados.

Los perros, por ejemplo, solo sudan por las almohadillas de sus patas y por la nariz. Su forma principal de refrescarse es el jadeo, un proceso que les permite evaporar agua desde los pulmones y la lengua. Los gatos, por su parte, se acicalan para mojar su pelaje con saliva y que así se evapore. En conejos y aves, directamente, no existe la sudoración. Algunos pájaros, en momentos de calor extremo, separan sus alas del cuerpo o incluso jadean, una señal de alerta que a menudo pasa desapercibida.

En palabras de Barbara Hodges, veterinaria de la Humane Society Veterinary Medicine Association, el error más común que cometen los humanos es evaluar el calor “desde su propia percepción”. Es decir, si nosotros sentimos que el día es soportable, creemos que nuestras mascotas también lo sienten así. Pero no es así. “La gente siempre olvida lo caliente que está el asfalto”, dice Hodges. “No tienes que tocarlo, pero si tu perro lo hace con sus patas desprotegidas, es otra historia”.

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