El sector agrario en España necesita un mínimo de 200.000 nuevos agricultores para asegurar el relevo generacional en los próximos años. En la presente década, seis de cada 10 del total de agricultores que actualmente realizan alguna actividad entrarán en la edad de jubilación y la cifra de mayores de 65 años que trabajan en el campo se eleva a 355.000 titulares, un 40% del total.
Por el contrario, apenas 27.000 titulares de explotaciones agrarias cuentan con menos de 35 años (el 3%). Son datos que refleja el estudio de investigación Agro-millennials. Perfil de los nuevos agricultores y ganaderos del siglo XXI, elaborado por Juventudes Agrarias de la organización COAG y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM) de la Universidad de Córdoba.
EL CAMPO ESPAÑOL ATRAVIESA GRANDES PROBLEMAS ESTRUCTURALES, PERO LOS AGRICULTORES NO PUEDEN ‘PLANTARSE’
Los costes de producción se han disparado en apenas dos años después de que el Ejecutivo haya decidido elevar un 29% el SMI y, dados los bajos salarios que hay en el sector, su incidencia ha sido muy elevada.
Los casi 300 euros extra que tienen que pagar al mes por sus trabajadores (incluyendo las cotizaciones sociales) han sido el detonante de las protestas, pero, como reconocen los agricultores, la subida del salario mínimo no ha sido el causante de los problemas ni estos se solucionarían aunque volviera a bajarse de nuevo.

El campo español atraviesa graves problemas estructurales que nadie ha querido abordar en décadas. Los políticos son hoy el centro de la ira porque han desistido de abordar los problemas de la liberalización de los mercados, pero los agricultores tampoco han hecho mucho por cambiar las inercias.
EL RELEVO GENERACIONAL ES EL PRINCIPAL OBSTÁCULO
El resultado es que las ineficiencias del mercado se han disparado hasta tal punto que la formación de precios ha dejado de responder a la evolución de la demanda y los costes de producción y se mueve en función de un sector oligopolístico que controla el reparto de la renta y los beneficios.
En este sentido, so nos fijamos en los números de las últimas cuatro décadas, se puede destacar cómo se ha pasado de 2,6 millones de personas a 770.700. Es decir, se han perdido casi dos millones de agricultores. Los profesionales del sector se sienten ahogados con las nuevas exigencias como el cuaderno digital, que pretende incorporar fotos geolocalizadas del estado de sus cultivos.
Los principales obstáculos a los que se enfrentan se basan en el relevo generacional y la burocracia. La crisis que atraviesa el sector primario ha provocado la desaparición de más de 4.000 autónomos de sectores que desarrollaban sus negocios en las poblaciones de menos de 10.000 habitantes en España, según datos de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA).
El presidente de UPTA, Eduardo Abad, sostiene que los gobiernos deben dejar de hablar de la España vaciada y poner soluciones a corto y medio plazo que frenen la destrucción de la economía del 80% del territorio nacional.

Las comunidades más afectadas son Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía. La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, se reunirá próximamente con el sector agrario para abordar esta cuestión con la migración. «Hemos convocado a las organizaciones agrarias porque hay un problema de mano de obra. Desde el punto de vista de la policita migratoria, espero que podamos hallar puntos de encuentros», señala Saiz en una entrevista con Telecinco en el programa de La Mirada Crítica.
EL CALOR NO DA TREGUA A LOS AGRICULTORES
Eso ha hecho, también, porque muchos agricultores tengan que verse este verano en el campo. Y es que el calor no ha dado tregua durante los meses de mayo y junio, y esto ha provocado que el cereal madure y tenga que ser recogido antes de lo habitual.
«Cuando el grano llega a su maduración, hay que cogerlo, esté como esté. Porque si se dejara otros quince días más, se estropearía del todo», explica un agricultor en Jaén, que ha tenido que empezar a cosechar la cebada con dos semanas de antelación.
«El mes de mayo es decisivo, porque es justo cuando el grano se está formando», cuenta. «Del clima que haya ese mes, depende que engorde o se quede a medias de hacer». Y esto último es lo que ha ocurrido este año como consecuencia de las altas temperaturas.
En el campo de cebada, buena parte de las espigas están de color blanco, mermadas, y los granos que contienen son muy pequeños. «Lo normal es que fueran el doble o el triple de grandes«. Y eso repercute directamente en la producción, que se verá reducida cerca de un 30% con respecto a lo que sería un año de buena cosecha. «El año pasado estábamos recogiendo cerca de 4.000 kilos por hectárea, mientras que este año rondamos los 2.500 kilos», lamentan.
Uno de los grandes peligros al trabajar en esta ola de calor es el riesgo de incendios agrícolas. En Andalucía, los agricultores deben consultar todos los días el mapa con el riesgo de propagación de incendios, según el cual se marcan restricciones a la hora de cosechar si hay un riesgo muy alto.
«El miedo a que caiga un rayo y se incendie todo lo que has estado cultivando, existe. Aunque tienes seguros, es mejor recoger la cosecha, porque viene una tormenta fuerte o un fuego, y acaba con todo», cuentan los agricultores. Pero siempre con precaución, ya que en plena ola de calor es recomendable no cosechar en los momentos del día de mayor temperatura.