Con la llegada del verano, no hay mejor imagen que la de un paseo al sol, con ropa ligera y un cucurucho frío entre las manos. El helado, ese clásico de la temporada, se cuela en nuestras sobremesas, meriendas y escapadas. Pero, aunque su sabor nos resulte casi irresistible, muchas veces nos queda la duda: ¿realmente puede este alimento formar parte de una dieta equilibrada?
En los últimos años, no han sido pocos los estudios que apuntan a posibles beneficios asociados al consumo de helados, lo que ha generado cierta confusión. ¿Es el helado saludable o simplemente es un placer que debemos disfrutar con moderación? En este artículo, te contaremos todo lo que necesitas saber para tomar decisiones informadas, sin caer en extremos ni demonizar alimentos que, en realidad, pueden tener su lugar.
5Entonces, ¿cada cuánto puedo darme el gusto?

No hay una respuesta única, ya que depende de muchos factores: nuestro estado de salud, nivel de actividad física, hábitos alimentarios y preferencias personales. Pero si nos guiamos por las recomendaciones generales, podríamos decir que consumir helado una o dos veces por semana no supone un problema para la mayoría de las personas sanas, siempre y cuando el resto de su dieta sea equilibrada.
Eso sí, si optamos por comer helado a diario, deberíamos ajustar el resto de nuestra alimentación, reducir otras fuentes de azúcar, mantener un buen nivel de actividad física y vigilar nuestro peso y parámetros metabólicos. Incluso en ese caso, convendría priorizar versiones más ligeras o caseras.
El helado no debe convertirse en un alimento recurrente, sino en un premio ocasional. Algo que disfrutamos más precisamente porque no lo tenemos todos los días. En pocas palabras, su valor reside en el disfrute puntual, no en su incorporación sistemática a nuestra rutina.