Con la llegada del verano, no hay mejor imagen que la de un paseo al sol, con ropa ligera y un cucurucho frío entre las manos. El helado, ese clásico de la temporada, se cuela en nuestras sobremesas, meriendas y escapadas. Pero, aunque su sabor nos resulte casi irresistible, muchas veces nos queda la duda: ¿realmente puede este alimento formar parte de una dieta equilibrada?
En los últimos años, no han sido pocos los estudios que apuntan a posibles beneficios asociados al consumo de helados, lo que ha generado cierta confusión. ¿Es el helado saludable o simplemente es un placer que debemos disfrutar con moderación? En este artículo, te contaremos todo lo que necesitas saber para tomar decisiones informadas, sin caer en extremos ni demonizar alimentos que, en realidad, pueden tener su lugar.
4¿Existen alternativas más saludables?

Afortunadamente, hoy existen muchas opciones que permiten disfrutar del sabor del helado sin renunciar por completo al cuidado de la salud. Por ejemplo, los helados caseros hechos a base de yogur natural y fruta fresca son una excelente alternativa. No solo permiten controlar la cantidad de azúcar, sino que aportan probióticos, vitaminas y fibra.
También existen en el mercado opciones etiquetadas como “sin azúcar añadido”, “light” o “ricos en proteínas”, aunque aquí es importante leer bien las etiquetas. A veces, un helado bajo en azúcar puede compensar con una gran cantidad de edulcorantes o grasas poco saludables. Por eso, aunque una etiqueta diga que es un alimento “fit”, conviene observar con atención sus ingredientes.