En muchas ocasiones, cuando se brinda entre amigos o se disfruta de una reunión formal o informal, la duda que aparece con frecuencia, sobre todo si eres de las personas que cuida su cuerpo, es ¿cuál engorda más, una copa de vino o una caña de cerveza? Ambas bebidas son parte de la cultura gastronómica de nuestro país, pero también se asocian al aumento de peso cuando su consumo se vuelve habitual o poco moderado.
A esta inquietud responden nutricionistas y estudios científicos que han analizado la composición calórica, los hábitos de consumo y el efecto metabólico de ambas opciones. La comparación no es tan simple como parece, puede no funcionar igual en todos los organismos y varios factores influyen.
2Cómo influye el entorno en el consumo de cerveza o vino

El entorno y los alimentos que acompañan la bebida que ingieras también importan. Es común que la cerveza se consuma con snacks salados, embutidos, patatas fritas o hamburguesas. Todo esto suma calorías adicionales, por el alto contenido calórico de estos alimentos procesados. En cambio, el vino, especialmente el tinto, se asocia con comidas más elaboradas y, en algunos casos, más equilibradas: carnes, pescados, quesos curados o incluso platos mediterráneos.
Además, el vino suele tomarse de forma más pausada. Esto permite que el cuerpo asimile el alcohol con menor impacto inmediato. En cambio, beber cerveza rápidamente y en mayor cantidad, sobre todo en época de calor, hace que se eleve más rápido el nivel de alcohol en sangre, que termina afectando el metabolismo general, especialmente el de las grasas.